Los presidentes estadounidenses se suelen quejar de la amenaza de que el Congreso fuerce un cierre de gobierno al no aprobarles el presupuesto. 
Donald Trump hizo ayer lo contrario: alentó directamente a la paralización de la administración federal como “solución” al bloqueo demócrata a su agenda legislativa. 
En una señal de frustración con las reglas del Senado, donde necesita llegar a acuerdos con la oposición, pidió reducir de 60 a 51 los votos necesarios para aprobar un presupuesto.
“La razón por el plan negociado entre republicanos y demócratas es que necesitamos 60 votos en el Senado que no están allí. O elegimos a más senadores republicanos en 2018 o cambiamos las reglas ahora al 51%. Nuestro País necesita un buen ‘cierre’ en septiembre para arreglar este desastre”, tuiteó el republicano.
Trump volvió con esos tuits a parte de su esencia en Twitter, su herramienta favorita para atacar y para lanzar propuestas insólitas. Como en otras ocasiones, es difícil saber si su petición es firme o una ocurrencia.
Con su petición de cambiar las reglas de votación, Trump defiende la llamada “opción nuclear”: someter una votación a mayoría simple, es decir, aprobarla con el 51% de senadores.
Eso es lo que decidió hacer a principios de abril el líder del Senado, el republicano Mitch McConnell, en la votación de Neil Gorsuch, el nominado del presidente para un puesto vacante en el Tribunal Supremo, después de que los demócratas bloquearan el proceso original de voto, que requería del respaldo de 60 de los 100 senadores.
McConnell limitó ese cambio a la votación del Tribunal Supremo, pero no a cualquier bloqueo legislativo, como ahora solicita Trump, en lo que supondría un debilitamiento de los contrapoderes del Senado y de la necesidad de buscar consensos bipartitos.

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