Aunque hace más de 20 años que no lo veían, un grupo de mujeres oriundas de Tzintzuntzan, Michoacán, se hicieron presentes en Irapuato para acompañar a Enrique Díaz Díaz en su toma de posesión, movidas por el apoyo y los buenos recuerdos que tienen de Monseñor.

“Es una persona muy sencilla, trabajador y trae un mensaje de esperanza, de fe”, dijo la señora Antonia Campos, quien contó que el grupo de 10 mujeres rentó un pequeño camión con costo de 3 mil pesos, para poder estar junto al nuevo Obispo de la Diócesis de Irapuato.

Vestidas con ropa típica de su región, permanecieron junto a la estatua de Juan Pablo II junto a la Catedral de Irapuato, y aunque no pudieron ingresar a la misa, se mostraron felices de poder verlo aunque fuera de lejos.

“Estaba de párroco en Tzintzuntzan y ahí lo conocimos hace como 25 años, era muy amable y nos ayudaba, nos visitaba de casa en casa, lo queremos como si fuera de la familia, por eso vinimos a acompañarlo”, refirió.

Otra de las señoras, llamada Bertha Campos indicó que viajar a Irapuato en este día importante para Monseñor Díaz representa un orgullo, pues lo conoció cuando fue sacerdote y pudo ver su crecimiento en las diferentes encomiendas que se le han dado.

“Nos dejó su amistad más que nada, nos dejó muchas enseñanzas”, agregó la mujer que encabezaba el grupo.

Por su parte, la señora Carmen Aparicio indicó que siempre recuerda como el ahora Obispo fue cercano a su comunidad y sobre todo, que nunca hizo una distinción en las personas que buscaron en él un apoyo.

 “Ojalá que siga así, que como fue un buen sacerdote también sea un buen Obispo, que siga siendo amable, porque es lo que quiere uno”, finalizó.

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