El presidente Trump condenó ayer las “filtraciones de información sensible”, en respuesta a una queja de parte de la primera ministra británica, Theresa May, sobre la difusión de detalles de la investigación sobre los ataques terroristas más letales de Gran Bretaña desde el 2005.
“Las supuestas filtraciones realizadas por agencias de Gobierno (de EU) son sumamente preocupantes”, indicó Trump en un comunicado. “Estas filtraciones han ocurrido ya por un largo tiempo y mi administración llegará al fondo de ellas. Las filtraciones de información sensible generan una grave amenaza a nuestra seguridad nacional”.
Además, agregó: “Estoy solicitando al departamento de Justicia y a otras agencias relevantes que inicien una completa revisión de este asunto y, si lo consideran apropiado, que el culpable sea culpado de acuerdo con todo el rigor de la ley”.
No es la primera vez que Trump critica las filtraciones de su gobierno que, desde sus inicios, sufrió daños políticos a causa de ellas; pero a pesar de sus esfuerzos éstas no cesan y, más bien, han continuado aún con él fuera del País.
La diferencia en esta ocasión es que las revelaciones tienen que ver con una investigación terrorista conducida por un gobierno extranjero, el británico, que ya se ha quejado de las filtraciones.
La premier británica aseguró que traería el tema a colación al encontrarse con el Presidente en la reunión de la OTAN, ayer, “dejando en claro al presidente Trump que la inteligencia compartida entre las agencias de seguridad de los países debe mantenerse segura”; lo cual, de acuerdo con un funcionario de su gobierno, efectivamente ocurrió.
Al parecer para apaciguar la situación, el secretario de Estado de EU, Rex Tillerson, acudirá a Londres hoy para entrevistarse con el ministro de Relaciones Exteriores británico, Boris Johnson, “en una muestra de solidaridad entre EU y Gran Bretaña, tras el ataque terrorista en Mánchester, ocurrido durante a inicios de semana”, declaró la Secretaría en un comunicado.
Los reclamos de Theresa May ocurren luego de que The New York Times publicara imágenes sobre la metralla, la batería y la mochila que utilizó Salman Abedi, de 22 años, para atacar el concierto de Ariana Grande, en Mánchester, el lunes, dejando 22 muertos y decenas de heridos.
Toda la información y las fotografías compartidas con el periódico neoyorquino estaban marcadas como “de circulación restringida para uso oficial solamente”, un nivel de clasificación de rutina de asuntos gubernamentales británicos, debajo de la clasificación de secreto o máximo secreto.
Por su parte, el Concejo Británico de Jefes de la Policía Nacional reaccionó destacando: “Este daño es aun mayor debido a que involucra revelaciones no autorizadas, con potencial de evidencia, en medio de una investigación mayor contra el terrorismo”. La revelación de evidencia potencial “socava nuestras investigaciones y la confianza de las víctimas, testigos y familiares”, agregó.
Además, el policía con mayor rango de la Policía de Mánchester, Ian Hopkins, se unió al coro de quejas afirmando que la revelación “ha causado mucha deseperación para las familias que ya están sufriendo terriblemente por su pérdida”.
Antes de ello, la BBC reportó que la Policía de Mánchester había decidido ya no compartir detalles de la investigación con sus contrapartes estadounidenses, aunque esto fue rectificado más tarde por Theresa May ante el presidente Trump.
Por su parte, The New York Times declaró: “Las imágenes e información presentada (por el medio) no era ni gráfica ni irrespetuosa con las víctimas, pero sí consistente con la línea común de reportar sobre armamento usado en crímenes horripilantes, como el Times y otros medios han hecho ante actos terroristas alrededor del mundo”.
“Nuestra misión es cubrir noticias e informar a nuestros lectores. Tenemos estrictas guías de cómo y de qué formas cubrimos historias sensibles. Nuestra cobertura sobre el horripilante ataque del lunes ha sido tanto comprensiva como responsable”.
El presidente Trump ha visto las filtraciones bien o mal, dependiendo cómo éstas lo han ayudado o afectado. Un ejemplo del primer caso fue el de la filtración de correos electrónicos de la Convención Nacional Demócrata, al que el Mandatario supo sacarle provecho durante el periodo de su campaña; además, Trump llamó en su momento a hackers rusos a atacar a su rival electoral, Hillary Clinton.
Sin embargo, las filtraciones de sus conversaciones con Rusia, con los presidentes de México, Australia, o Filipinas, le han hecho cambiar de opinión; sobre todo porque la llamada trama rusa se ha ayudado de estas filtraciones para salir a la luz en el caso del proceso contra el ex consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn.
La llamada del Presidente al Departamento de Justicia a investigar, sin embargo, no es algo normal, ya que los mandatarios suelen evitar dichas acciones, que suele ser vistas como un medio de aprovechar su poder para promover una administración parcial de la justicia.
(Traducción: Arturo OlveraTrejo)
Lo que causó filtración de imágenes de ataque en Manchester
Difunden imágenes del ataque en concierto de Ariana Grande e involucran a EU y Gran Bretaña.