Trabajar por cuenta ajena es muy tentador, más aún si se trata de una empresa pública: salario garantizado y regular mes a mes, posibilidades de ascender, vacaciones pagadas y pocas complicaciones, más allá de sacar el trabajo adelante. Los números hablan por sí solos: el 70% de los jóvenes españoles quieren ser funcionarios o trabajar en una gran multinacional, como revelaba un informe de fundación AXA, GADC3 y Educa 20.20.

Pero esa realidad convive con otra distinta, la que habla, por ejemplo, de cómo el emprendimiento femenino mejora progresivamente, y cómo han aumentado la percepción de las oportunidades para comenzar un nuevo proyecto tras la crisis. Eran conclusiones del informe GEM España.

Quienes emprenden no suelen hacerlo meramente por motivos económicos o porque no tengan un trabajo en un momento dado. El emprendedor medio es una persona curiosa, creativa, con mucha iniciativa, perserverante, paciente, que confía en sus posibilidades y que tiene deseos de aprender. Todo eso pesa más que el tiempo, dinero y esfuerzo que sabe que tendrá que invertir en un proyecto que, probablemente, tarde un tiempo en dar sus frutos.

Dropshipping, una opción popular

Las nuevas tecnologías de información y comunicación han revolucionado de forma palpable y evidente la economía. Ahora cualquier empresa, sin importar su tamaño, desea que sean millones de personas las que tengan acceso a sus productos o servicios, y no solo las que se encuentren en los alrededores. Por eso proliferan los espacios e-commerce, término que engloba acciones como la venta, las campañas de marketing o la distribución.

Pero lo de las ventas online tiene múltiples variantes. Una de las que está alcanzado más popularidad es el dropshopping, una modalidad en la que el vendedor oferta productos a través de una tienda online, pero es otra empresa distribuidora la que hace llegar a los clientes que los han demandado.

Supongamos que hablamos de una tienda online de patinetes eléctricos, en el que sus responsables trabajan las acciones de marketing y de posicionamiento online para hacer atraer a clientes bajo eslóganes como “mejores patinetes” o “mejor precio”. El comprador realiza el pago a través de esa tienda online, paga a un distribuidor y éste realiza el producto al domicilio indicado.

La ventaja principal es que no se requiere de espacio, por lo que no hay que invertir en el alquiler de una nave o almacén. Eso también permite centrarse solo en las ventas, y no en la preparación de pedidos.

La fórmula, sin embargo, también tiene sus inconvenientes. Pese a no ser el distribuidor, el vendedor sí es el responsable final ante el consumidor y, sin embargo, no tiene opciones de supervisar gran parte del proceso. Para prevenir problemas, se recomienda recopilar información para contar solo con distribuidores fiables, alcanzar acuerdos previos con ellos y, de cara al cliente, ser transparentes. Entre otras cosas, dejando clara la condición de intermediario.

Aplicaciones móviles como valor seguro

También en lo que respecta a las aplicaciones móviles hay estudios reveladores. En es el caso del Informe Mobiles en España y en el Mundo 2016. En España, el uso de las apps supera la navegación móvil, y alcanza el 89% del total de tiempo que se dedica al smartphone.

En 2015, existían un total de 27,7 millones de usuarios de aplicaciones, que realizaron 3,8 millones de descargas de forma diaria en total. Contaban con una media de 13,2 en móviles y 9 en tablets. La hiperconexión de la que tanto se habla, por lo tanto, se hace ya más a través de aplicaciones móviles que de otras herramientas, por lo que estas suponen todo un filón.

Como explica el blog Lancetalent, el proceso de desarrollo de aplicaciones móviles parte de una idea, conlleva planificación, diseño y puesta en funcionamiento. A no ser que se cuenten con los conocimientos para hacerlo, habrá que contratar a un desarrollador y diseñador freelance, pero desde el blog aseguran que una aplicación simple puede costar entre 700 y 3.000 euros. La inversión se incrementará si hablamos de base de datos o juegos, y habría que añadir otros capítulos como los cargos de la tienda de apps.

Las aplicaciones atractivas pueden hacerse virales fácilmente, lo que permitirá obtener retorno de inversión. Además de las de entretenimiento, son apreciadas las que proporcionan información útil, como las aplicaciones de salud. Las novedades en dietas o los vídeos de ejercicio físico se pueden englobar dentro del campo de la salud, y cuentan con mucho tirón entre los usuarios.

Vendiendo conocimiento

Con el uso de las nuevas tecnologías ha surgido también la especialización. Hay personas que, a través de formación y experiencia, logran convertirse en auténticos expertos en una materia concreta, lo que les permite ayudar a otras personas. La información es inabarcable en Internet, pero eso no quiere decir calidad. Cuando alguien puede de verdad aportarla, hay otras personas dispuestas a valorarla como es debido.

El conocimiento se puede vender a través de diferentes formatos. Puede ser a través de artículos en un blog monetizado, con un eBook puesto a la venta en una tienda online, mediante un vídeo-seminario de pago (webinar), ofreciendo un curso o de cualquier otra forma.

No hay que menospreciar ningún saber. Puede que se sepa mucho de marketing, de cocina o de algo más concreto como cafeteras, pero seguro que hay alguien que valorará esa información. Habrá, atendiendo a uno de los ejemplos, quien busque nuevos emprendimientos cafeteros, quien quiera saber el precio del café en España o quien tenga un bar y quiera ofertar el mejor producto.

Información extra: conseguir dinero con créditos rápidos

Fórmulas como las comentadas hasta ahora no necesitan a priori de mucha inversión, pero, de requerirla, se puede recurrir a diferentes vías para conseguirla.

Una de ellas es la de los créditos rápidos, a la que se puede acceder a través de páginas como Creditosrapidos10min y que cuentan con las garantías de ser préstamos con ASNEF, la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Créditos. Entre otros objetivos, tratan de velar por el prestigio de la actividad de financiación que practican sus asociados.

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