El presidente Donald Trump está actuando para reducir significativamente el número de refugiados autorizados para ingresar a Estados Unidos, incluso cuando su decreto para suspender temporalmente las admisiones está atorado en las cortes.
Su esfuerzo más reciente llega a través de su propuesta de presupuesto federal, la cual busca una reducción de 25% a los fondos para reubicar a refugiados en suelo estadounidense.
Si el Congreso lo aprueba, el anteproyecto de presupuesto de 2018 disminuiría el fondo global para refugiados a 2,700 millones de dólares de 3,100 millones, un recorte de 13%. Eso incluye las contribuciones de Washington a grupos internacionales de asistencia que ayudan a refugiados en otros países.
Pero los fondos reservados específicamente para la admisión de refugiados a Estados Unidos enfrentarían un recorte más pronunciado, a 410 millones de dólares de 544,7 millones de 2016. Las cifras para el año fiscal actual, que termina en septiembre, no están disponibles.
La propuesta de presupuesto elimina además los fondos separados de emergencia para refugiados y migración a los que el Congreso asignó 50 millones de dólares en el proyecto de ley de asignación de gastos de 2017. El gasto de tales programas sería consolidado en la cuenta para refugiados más amplia, lo que significa que podría haber menos efectivo disponible para nuevas crisis de refugiados.
Las propuestas de Trump enfrentan amplia oposición en el Congreso y entre los defensores de los refugiados, pero reflejan su esfuerzo persistente para endurecer las reglas sobre este tema.
Su batalla para suspender el ingreso de refugiados y prohibir que se otorguen visas a ciudadanos de seis naciones musulmanas al parecer llegará a la Corte Suprema de la nación, luego de que un tribunal federal de apelaciones ratificó la semana pasada la decisión previa de un juez de bloquear las nuevas restricciones.
Durante la campaña presidencial, Trump prometió reiteradamente prohibir el ingreso de musulmanes -incluidos los refugiados de Siria- a Estados Unidos hasta que se establecieran “medidas de revisión extremas” con el fin de determinar que no representan una amenaza. Funcionarios estadounidenses y defensores de los refugiados sostienen que los refugiados ya están sujetos a un examen exhaustivo.