Y aunque usted no lo crea, llevo dos años por aquí todos los viernes. Dos años, gente, ¡dos! Y la cuestión no es lo que lleve aquí sino lo que llevan ustedes aguantando mi verborrea mental. De todo corazón, muchas gracias.
Y es que voy cumpliendo años el mismo día que vi mi nombre impreso en un papel de periódico por primera vez. No sé si han tenido un sueño loco alguna vez pero el mío era comenzar a publicar lo que generalmente me pasaba por la cabeza, ya saben, para dejar un poco de espacio a las nuevas ideas. Luego se acumulan todas y se mezclan y eso del cinturón de fuerza no combina con el color de mis ojos… puritita vanidad.
El punto es: la razón por la que me siento cada miércoles, muy puntual yo, enfrente de la computadora es la de compartir un poco e inspirar aunque sea una sonrisita coqueta, bien pequeñita, a la gente que me da un minuto de su tiempo para leer estas líneas.
No espero que sean carcajadas como las que me producen los osos pandas complicándole la vida a sus cuidadores. O los bebes riendo. O mejor aún, los perros bebés asustados por sus propios ladridos (nota mental, buscar más videos de perros en youtube). O tampoco las que surgen con las bromas ingeniosas que los comediantes (buenos/as y cero misóginos) logran sacar a un teatro lleno de ojos expectantes. No, yo sé que ustedes probablemente me leerán con el desayuno, entre bocado y bocado, luego de ojear un poco las hojas de lo que pasa en la ciudad.
Tampoco espero que descubran su vocación o se les haga la piel chinita con solo pasar el renglón. Vamos, no soy una audición de The X Factor, por Dios…
Simplemente quiero que la pasen bien por aquí. Tan bien como la paso yo enviando a una nube virtual lo que me sale de los dedos y se queda en las teclas. Simplemente, quiero que disfruten y se desconecten de lo que les preocupa en el día. De lo que les toca hacer o de lo que están evitando hacer (que no me causaría ninguna sorpresa que haya procrastinadores por estos rumbos).
En fin, han sido dos años de enfrentarme a la página en blanco cada semana y de escuchar sus mensajes que agradezco con toda mi alma. Dos añotes en los que han sido un reto al tratar de plasmar de mejor manera lo que acontece en mi entorno.
Espero verlos más por aquí y seguir leyéndonos en mensajes, correos, y “le dices a Maca que la leí la vez pasada”…
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