El 2 de julio de 1732, la sagrada imagen de nuestra Madre Santísima de la Luz llegó a León, procedente de Palermo, Italia.
Ayer, con una misa a mediodía, se conmemoró el 285 aniversario de la llegada de la sacra imagen a la ciudad, la cual fue celebrada por el arzobispo de León, Alfonso Cortés Contreras.
“Esta imagen es una presencia singular, esas presencias de María Santísima bajo tantos nombres se van haciendo cultura, parte de la vida espiritual de un pueblo y así todos los pueblos que están constituidos en la Iglesia de Jesucristo tienen alguna invocación de María Santísima; son los diversos nombres de reconocer el amor de ella”, expresó el jerarca católico.
Además, en su sermón destacó las oficios de la Virgen, entre ellos ser el vínculo entre lo divino y lo humano; además, destacó que es ella la base de la familia de la Iglesia y un ejemplo de virtudes, entre las que destacó su generosidad, su disposición y servicio.
“Una madre ama por só misma, sin esperar recompensa, gratuitamente, y vive para sus hijos y vive para su esposo, porque forman parte de ella. Es lo primero que debemos reconocer en María Santísima.”, subrayó.
Luego, llamó a la congregación a seguir ese ejemplo, que busca como prioridad el amor y el servicio desinteresado al otro, antes, incluso, que el dinero.
“Hoy esta sociedad en la mayor parte de las estructuras no tiene espacio para la gratuidad, más bien vivimos en la cultura del abuso. No tenemos ni idea cómo María Santísima no vivió para ganar dinero (…) María es el ejemplo de esa gratuidad, de ese amor por motivos profundos , del Reino de los Cielos, de la divinidad del ser humano”, concluyó.