El nuevo descubrimiento en Teotihuacán

Especialistas del INAH y la UNAM realizaron un estudio a fin de comprobar la existencia de un posible conducto que iría del centro de la Plaza de la Luna a la Pirámide de la Luna, en Teotihuacán.
La función de dichos túneles debió ser una emulación del inframundo, expresó Verónica Ortega, directora del Proyecto de Conservación Integral de la Plaza de la Luna.
Para identificar la cavidad se realizó una tomografía eléctrica, inyectando corriente al subsuelo, midiendo la resistividad de acuerdo con los materiales del terreno.
Tras el estudio, las imágenes captadas sugieren una oquedad de diez metros de profundidad.
De acuerdo con la geofísica Denisse Argote Espino, adscrita a la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH, el conducto relleno es parecido al que hay debajo de la Pirámide del Sol y el Templo de Quetzalcóatl, lo que indica que los teotihuacanos tenían túneles asociados a sus grandes monumentos.
Ortega, por su parte, dijo que el hecho de que el túnel fuese un contexto sellado por los teotihuacanos da evidencias de la organización ritual y sociopolítica de la civilización.
Adelantó que una vez que se tengan resultados definitivos, explorarían la oquedad; oportunidad que se perdió con la Pirámide del Sol pues probablemente fue saqueado por los mexicas a principios del siglo 16.
La experta dijo que debían esperar para conocer la orientación precisa de la cavidad y que el estudio permitirá conocer si existen más conductos alrededor de la pirámide, ya que se han detectado otras alteraciones en el subsuelo.
“Estos elementos indican que antes de la construcción de la pirámide hubo una sacralización del espacio, toda vez que se han hallado piedras verdes megalíticas frente a la edificación, las cuales eran muy valiosas para los teotihuacanos.
“Es muy probable que formen parte de un discurso ritual mucho más amplio, aunque por el momento se desconoce si tienen alguna relación con el posible túnel”, agregó.