Fernando Iván López García, con apenas 15 años, afrontó el reto desde temprana edad de padecer leucemia, sobrellevando la aplicación de 120 quimioterapias y, tras cuatro años de observación, su familia narra cómo ha sido vivir esta situación, en tanto que el adolescente indicó que su sueño es llegar a trabajar de policía o bombero.

Fernando, actualmente cumple su cuarto año en fase de vigilancia, en espera de uno más para que se descarte cualquier riesgo de que resurja la enfermedad, que comenzó cuando él tenía sólo siete años, con dolores de pies, espalda y huesos. Los estudios revelarían luego su cáncer, una leucemia linfoblástica.

‘De no ser por los doctores’

Su mamá, Berenice García Hernández, agradeció la ayuda y atención que les brindó el doctor Heber Finn y todo el personal al pendiente de Fernando desde que comenzó su tratamiento.

“Yo creo que él no tenía noción de la enfermedad que tenía, porque siempre estaba bien alegre; la verdad estoy muy agradecida con los doctores que lo atendieron todos estos años en el Hospital en Celaya, porque de no ser por ellos, tampoco estaría aquí ahora mi hijo”,

El derrame cerebral

Su abuela, Soledad Moreno, comentó que, a pesar de las adversidades, su nieto, su nuera y su hijo supieron afrontar esta enfermedad.

“Ya ve que diciendo cáncer es muerte, pero le echaron muchas ganas, él se ponía muy malito y sentíamos que no la iba a librar; le dio un derrame cerebral a los nueve años y los doctores nos dijeron que no la iba a librar”, comentó la abuelita.

Pero Fernando logró reponerse. Aunque durante un día perdió la vista, logró recuperarla nuevamente, siendo un factor el ánimo y optimismo que poseía.

“Yo pasé por muchas cosas: un derrame cerebral, cuatro neumonías, se me reventó la tráquea, además de las 120 quimioterapias; yo no sentía nada, actualmente me siento alegre y feliz para disfrutar la vida”, relata Fernando.

El joven ya concluyó el segundo año de secundaria y contó que su sueño es poder trabajar como policía o bombero para ayudar a las demás personas, siempre teniendo una sonrisa dibujada en su rostro. La enfermedad se fue, pero es brillo especial en su mirada al momento de platicar su experiencia, permanece.

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