Ya sea blanco, verde, o rojo (pu-erh), el té se elabora de las hojas y los brotes de la planta Camellia sinesis.
Ésta se produce principalmente en el oriente del mundo; dos países que destacan por la calidad de sus cosechas y productos son Sri Lanka y Taiwán.
Por eso, el equipo de la Escuela Mexicana del Té, liderado por Andrés Curado, realizó el taller Descubriendo los grandes polos productivos del té.
El evento incluyó la cata de más de 30 de los mejores tés del planeta y, por primera vez en México, una ceremonia Wu Wo.
Los invitados especiales de Sri Lanka fueron Harris Mahadiulwewa y Chaminda Jayawardana, de Lumbini Tea, quienes hablaron de las siete regiones en las que se produce el té negro: Nuwara Elya (la más elevada), Dimbula, Horton, Uda Pussellawa, Uva, Kandy y Satsaraga.
Aseguraron que la primera planta de Camellia sinesis la llevó el escocés James Taylor, en el año de 1867, a la zona de Kandy.
Desde entonces el crecimiento ha sido constante y la elaboración se ha ido perfeccionando.
Cada té depende del clima, la tierra y el procedimiento para que sus aceites esenciales se expresen de una u otra forma; el ciclo de cosecha es de solo 52 semanas y se pueden tomar diferentes partes de la planta.
En Sri Lanka la recolección es hecha a mano por un grupo de mujeres que saben el momento perfecto para obtener las mejores hojas de las plantas.
Después sigue el marchitado, el enrulado y la manufactura, que son procesos muy delicados.
En el caso de Taiwán, la cosecha también es hecha por mujeres y la técnica es sumamente artesanal, siguiendo técnicas de antaño.
Además, el proceso de secado y el porcentaje de oxidación que se le hace a la Camellia sinesis dependen más del instinto, de aromas y de la pasión con la que se elabora el té.
El arte de compartir
En las culturas orientales la producción del té se hace con amor y en armonía con la naturaleza, igual que la ceremonia para beberlo.
No solo se trata de disfrutar los sabores y aromas de una bebida, sino conectar con uno mismo, a cada movimiento y recuperar la calma.
Athena Minami, de Eco Tea Art, destacó que es similar a la meditación y que el té es bueno para el cerebro y el corazón, en tanto realices el ejercicio de disfrutar el aquí y el ahora.
Athena compartió sus conocimientos y coordinó, por primera vez en México, una ceremonia Wu wo.
La palabra significa “vacío de sí mismo”, precisamente con relación a la filosofía de vaciar la mente para concentrarse en la tranquilidad que nos brinda el té.
Este ritual se celebró en 1990 por primera ocasión y cada dos años reúne a personas de todo el mundo.
Esta ceremonia se realiza en un lugar público y en total silencio hay un encuentro donde el té es el protagonista y se conoce a la gente a través del sabor.