Hilda Flores Arriola es una emprendedora que junto con su mamá y sus tres hermanas montaron una PYME en la que elaboraban chocolate artesanal, cuyo empaque original era una bolsa de celofán. Hoy en día cuentan con un empaque distinto que las ha hecho diferenciarse de sus competidores dentro del mercado. Esto fue posible gracias a que acudieron a un Fab Lab para capacitarse y mejorar su producto.
¿Qué es un Fab Lab?
Un Fab Lab es un laboratorio de fabricación digital cuyo origen se remonta a Neil Gershenfeld, del Centro de Bits and Atoms del MIT, en Boston, quien los concebio como un espacio en el que la comunidad pudiera llegar a producir objetos que le resolvieran una necesidad, bajo el concepto de que “casi todo puede ser construido”.
El equipo que conforma estos laboratorios son máquinas de control numérico con las que se puede hacer casi cualquier cosa, como cortadoras, láser, impresoras 3d, fresadoras, cortadoras de vinil, plotters, máquinas de control numérico, máquinas para hacer microcircuitos cerrados, entre otros.
Estos laboratorios digitales tienen como meta la elaboración de objetos en tres dimensiones, utilizando diversos materiales y de diferentes tamaños, según la necesidad lo requiera, de acuerdo a su creador, pasar de lo digital a lo análogo.
Una de sus premisas, es que estos desarrollos tengan una base social y estén vinculados con el entorno local, pues se busca que a través de éstos se puedan resolver problemáticas de éste. Es por ello que los emprendedores sociales tienen en estos espacios una herramienta de mucha utilidad para el diseño y desarrollo de sus soluciones.
Hoy la red de Fab Labs se extiende en todo el mundo, existen 500 laboratorios de este tipo, distribuidos en Asia, Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.
Implicación del uso de un Fab Lab para los emprendedores
Las PYMES son el motor de muchas economías del mundo. Estos emprendedores son quienes generan casi el 75% de empleo del país y aportan más del 50% del Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, su prevalencia en el mercado es poca. Una de las razones es que se niegan a utilizar tecnología para desarrollar más sus productos y obtener una ventaja, pues existe la idea que esto es caro. Fab Lab es una opción que pueden tener a su alcance.
Dentro del Fab Lab, los emprendedores pueden dar forma a sus ideas al tener acceso a las herramientas para desarrollarlas y construir prototipos.
Bajo este sistema ya se han beneficiado por ejemplo a trabajadores artesanos del Barrio de Analco, quienes han visto cómo una máquina puede facilitarles el trabajo en el corte de sus piezas, y el uso de resinas, para que les den un valor agregado a sus productos y ellos se dediquen a la comercialización. Actualmente se trabaja en la evaluación del impacto que ha tenido el uso de las tecnologías digitales en ellos.
Algo que es muy importante dentro de los Fab Lab es que en ellos no se manufactura la idea del emprendedor, sino se le capacita para que tenga las herramientas necesarias para poder dar forma a sus ideas y crear el prototipo que trae en mente. Es un laboratorio en el que se le ayudan a crearla, tal como le sucedió a Hilda y a sus hermanas quienes además pudieron crear moldes para sus chocolates, de acuerdo con la idea preconcebida que traían.
Otro de los proyectos que ha tenido forma gracias a un Fab Lab es el de Edgar Martínez Guzmán, quien en el 2014 participó en Programa de Maduración de Ideas Innovadoras IDEup con estudiantes de Iberoamérica. Obteniendo el primer lugar por su desarrollo.
El diseño de su abatelenguas luminoso fue elaborado en el Fab Lab de la Universidad Anáhuac, en donde entre otras cosas, se pudo lograr la impresión 3d así como la integración de los microcircuitos para su funcionamiento.
Con él busca además de facilitar la tarea a los doctores para que no tengan que sostener un abatelenguas tradicional y una lámpara al momento de la revisión, pero además evitar la tala de árboles para la fabricación de estos instrumentos.
En México hay Fab Labs distribuidos en todo el territorio.