Los tecnólogos saben en verdad cómo funcionan los móviles y han decidido que no quieren que sus hijos se acerquen a ellos.
Esta preocupación se ha ido acumulando poco a poco y está convirtiéndose en un consenso que abarca toda la región de Sillicon Valley .
Las pantallas pueden ser malas para los niños, sus beneficios como herramienta de aprendizaje se han exagerado y los riesgos de adicción y obstaculización del desarrollo son altos. El debate en ese sector ahora se enfoca en cuál es el nivel de exposición adecuada.
“El que no pasen nada de tiempo frente a una pantalla es casi más fácil que si las usan solo un poco”, dijo Kristin Stecher, una investigadora de informática social quien está casada con un ingeniero de Facebook. “Si mis hijos tienen tiempo de pantalla, solo quieren más y más”.
Impacto
De manera similar, algunas de las personas que crearon programas para ver video ahora están horrorizadas por la cantidad de lugares en donde es posible reproducir videos.
Para los líderes en tecnología, esta es la hora de la verdad sobre su trabajo: ver cómo las herramientas que construyeron causan un impacto en sus hijos.
“No supe qué les estábamos haciendo a sus cerebros, sino hasta que comencé a observar los síntomas y las consecuencias”, dijo Chris Anderson, el exeditor de la revista especializada Wired y ahora director ejecutivo de una empresa de robótica y drones, así como fundador de GeekDad.com, sitio web sobre crianza para una comunidad de amantes de la tecnología.
¿Por qué?
La mayoría de los tecnólogos coincidieron en que el ver la pantalla del teléfono o el uso de aparatos tecnológicos puede volverse una costumbre, en muchas veces casi dependencia.
Aunque hubo quienes difirieron, señalando que las herramientas tecnológicas si son bien usadas pueden ayudar a potenciar los talentos e inteligencia de sus hijos.
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