La decisión de cancelar las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, anunciada por Andrés Manuel López Obrador el lunes 29 de octubre, provocó un rechazo unánime nunca visto en los medios de comunicación nacionales.

Fruto de los resultados de la ‘consulta’, dados a conocer el domingo pasado, la decisión no solamente afectó la paridad de la moneda, a la deuda mexicana, a la cotización de las empresas en los mercados, sino que desató una ola de críticas sin precedente en el País.

Los reproches incluso llegaron a medios tradicionalmente afines al movimiento del Presidente electo, donde, junto con análisis e información que respaldaban la cancelación, surgieron también reclamos editoriales, caricaturas llenas de ironía o información crítica, como las relacionadas con el medio ambiente en Santa Lucía, Zumpango, que enfrenta sus propios riesgos con la decisión adoptada.

am ofrece este domingo a sus lectores un muestrario de este movimiento de opinión inédito. 

Francisco Martín Moreno
am

He dedicado gran parte de mi vida al estudio de la historia de México y no recuerdo el nombre de ningún presidente, electo o en funciones, que se burlara abiertamente y en términos tan infamantes de la inteligencia nacional con independencia de la magnitud que el lector quisiera concederle a este último enunciado.
AMLO ha venido distrayendo a la sociedad con el NAICM, un proyecto indispensable que reportaría beneficios al país, en lugar de explicar su estrategia para resolver los complejos problemas nacionales, aportar las claves para construir un Estado de Derecho, proponer su táctica para erradicar la corrupción, crear cientos de miles de empleos, atacar la informalidad y la desigualdad social, así como elaborar planes para financiar el pago de los crecientes intereses de la deuda pública y enfrentar la amenaza ya presente derivada de la robotización, entre otras acechanzas que deberían alarmar al nuevo gobierno. ¿Por qué, entonces, crear una espesa cortina de humo en esta coyuntura que debería aprovecharse para crear estabilidad y certidumbre y no zozobra.

Sergio Sarmiento
am

Para los antiguos griegos el pecado de orgullo era la fuente de la tragedia. Prometeo fue encadenado y torturado por haber robado el fuego para entregarlo a los hombres. A Edipo se le castigó por matar a su padre y yacer con su madre, aunque lo haya hecho sin darse cuenta. Orestes fue perseguido por haber matado a su madre, Clitemnestra, quien a su vez asesinó a Agamenón, su esposo, por haber sacrificado a su hija Ifigenia. 
Quizá Obrador debería revisar las viejas historias griegas. Una parte del problema que está enfrentado en Texcoco surge de esa hybris. 
Esto puede sorprender Obrador se ha presentado siempre como un político humilde. Al cancelar el aeropuerto afirmó que no había sido él, sino el pueblo sabio, el que tomó la decisión y añadió que va a gobernar siempre obedeciendo. A todo lo largo del proceso, sin embargo, ha mostrado el orgullo que los dioses castigaban en la literatura de la Grecia antigua. 
El error de octubre no destruirá a México. El pecado de orgullo, empero, sí puede provocar crisis económicas.

Reymundo Riva Palacio
El Financiero

El escenario en la casa de transición del Presidente electo no podría haber sido más explícito. Obrador escoltado a su izquierda por el futuro secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, y a su derecha por su próximo jefe de Oficina, Alfonso Romo, y por su amigo y asesor, José María Riobóo. 
Romo, que dio garantías al sector privado y los inversionistas de que la obra del nuevo aeropuerto en Texcoco se mantendría, convertido en rehén de la realidad política de la Cuarta Transformación. Riobóo, quien convenció a López Obrador que Texcoco no era el camino sino una nueva terminal en Santa Lucía y subordinó a sus deseos a Jiménez Espriú, era el gran ganador. Si no pudo ganar una licitación en Texcoco, nadie haría negocio en ese lugar. Romo fue perdedor, pero el que más sufrirá la derrota en el mediano plazo fue quien no estuvo siquiera invitado a la fiesta: Carlos Urzúa, próximo secretario de Hacienda.
Urzúa había analizado el modelo de negocios y el financiamiento de la obra en Texcoco y le había explicado al Presidente electo que sería un buen negocio para el próximo gobierno. 

Enrique De La Madrid
El Universal

Si algo nos ha demostrado el presidente electo, es que una batalla no se pierde hasta que se abandona. Por ello, haciendo uso de las libertades que en breve le tocará garantizar, estoy seguro que apreciará a quienes luchemos por lo que en nuestra convicción es lo mejor para el país que amamos y queremos ver prosperar. 
Debemos hacer lo correcto, todavía estamos a tiempo de optar por continuar y concluir el nuevo aeropuerto en Texcoco.
La severa saturación del principal aeropuerto del país, representa un grave riesgo de frenar el desarrollo del mismo. En especial de la aviación y el turismo, dos sectores que han sido motores de la economía, generando millones de empleos en los últimos años.
Evitar este escenario nos llevó décadas de estudios y consultas con los mejores expertos y organismos nacionales e internacionales especialistas en la materia. 
En todos los casos la conclusión ha sido muy clara, Texcoco es la mejor opción y la única si queremos resolver el problema de fondo. Santa Lucía ni siquiera es opción.

Jorge Castañeda
am

Abundan las aristas de la insólita decisión de López Obrador de enterrar el aeropuerto de Texcoco e inventar el de Santa Lucía. La obsesión nacional al respecto –no sé si del todo justificada– asegura que casi todos los aspectos de la crisis aeroportuaria hayan sido escudriñados por la comentocracia, el empresariado y la clase política. No hay mucho más que decir, salvo repetir lo mismo: una decisión equivocada de AMLO, una incapacidad de sus colaboradores de convencerlo de lo contrario, una consulta ficticia en cuanto a la sociedad mexicana se refiere –no en lo tocante a los seguidores de AMLO– y un sinfín de repercusiones de toda índole en los días y los años venideros.

Federico Reyes Heroles
am

Me sumo a la espléndida argumentación de Pascal Beltrán del Río y de otros colegas. Los porqués son muchos. 
Los asuntos técnicos no deben ser sometidos a los vaivenes de la opinión pública. ¿Acaso se consulta el diseño de un quirófano o la cimentación de un muelle?
Más de 20 instituciones académicas o instancias especializadas  han expresado con toda claridad la incompatibilidad de Santa Lucía con el actual aeropuerto. 
Porque dos cuerpos —en este caso, aviones con cientos de pasajeros a bordo— no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo. Es increíble lo dicho por el señor Riobóo: los aviones se “repelen”, quien por cierto, tiene un descarado conflicto de interés.
El NAIM tiene décadas de ser estudiado y, por supuesto, se tomó en cuenta la alternativa de Santa Lucía, para la cual no existe hoy ni siquiera un proyecto ejecutivo, mismo que se podría llevar años. Eso no es serio. Cada día que transcurra con la operación saturada del actual aeropuerto es un grave riesgo. El NAIM urge. 

José Mauro González-Luna
Proceso

Pues bien, la consulta convocada por el poder entrante no fue democrática, no fue conforme a derecho. Se incumplieron flagrantemente los requisitos mínimos establecidos por las leyes federales sobre consultas públicas. No fue legal porque las autoridades electas deben ajustarse al régimen constitucional de obligaciones mínimas y derechos máximos. Ello significa que pueden actuar conforme a las facultades que el derecho les otorgue en su caso. Y no se ajustaron.
A mayor abundamiento, en puridad, el gobierno entrante ya está ejerciendo el poder, fuera de tiempo, pero ejerciéndolo con decisiones de gobierno que tienen consecuencias jurídicas, políticas y económicas para todo mundo. Más cuando el resultado de dicha consulta fue la base para la decisión de gobierno de cancelar la obra del NAIM. Entonces, debió cumplirse con la Constitución y la ley. Es patético al respecto, lo dicho en el Senado con motivo del debate sobre dicha consulta, por un expanista convertido ahora en fanático morenista: que dicha ley federal de consultas populares, es digna de ser pateada.

Héctor Aguilar Carmín
Milenio

Empecemos por las personas: la cancelación del nuevo aeropuerto traerá la pérdida inmediata de 46 mil empleos directos e indirectos. Y la de las empresas mexicanas que cotizan en bolsa el día de la decisión fue de 17 mil 500 millones de dólares, aunque al día siguiente perdieron otros 5 mil millones
El peso perdió 3% de su valor frente al dólar. Se mantuvo estable el martes y el miércoles perdió otro 1.26%, luego de que la calificadora Fitch bajara su expectativa sobre México. 
Es la caída más grande del peso, por razones internas, desde el error de diciembre de 1994.
La BMV cayó 4.2% el lunes del anuncio, se mantuvo estable martes y volvió a caer en 0.78%. Es la peor caída de la bolsa desde la crisis global de 2009.
Empezando con J.P. Morgan y terminando con analistas de los grandes bancos nacionales, la previsión del crecimiento de la economía bajó de 2.4 a 1.9.
La decisión de cancelar el aeropuerto convertirá en deuda exigible de inmediato lo que era un fondo de inversión de 120 mil millones de pesos, recogidos con los bonos de largo plazo.

Enrique Quintana 
El Financiero

No hay ninguna diferencia sustantiva entre la consulta que permitió a AMLO respaldar su decisión de cancelar el proyecto del nuevo aeropuerto en Texcoco (NAIM) y las ‘asambleas’ que realizaba en las que consultaba a los asistentes y tomaba decisiones.
El domingo 30 de julio de 2006 se realizó una de las más célebres. Los contingentes concentrados en el Zócalo votaron a favor de realizar un plantón en esa plaza, así como en Paseo de la Reforma, para protestar por el presunto fraude electoral.
Igual que en aquella ocasión, en la que AMLO ya tenía la decisión tomada y buscó legitimidad con la aprobación de los asistentes, así, todo indica que desde hace tiempo había optado por la cancelación del proyecto de Texcoco y buscó cómo legitimar la decisión.
La preocupación que golpeó a los mercados financieros, los que perdieron, como no había ocurrido desde el triunfo de Trump, no es la cancelación del aeropuerto en sí misma.
Lo que preocupa más a inversionistas y empresarios es el método de legitimar decisiones.

Jesús Reyes Heroles G.G
El Universal

Cancelar el NAIM fue una pésima decisión, con gran costo para México, cerrar las puertas para un país próspero. Sin embargo, los costos indirectos son muy superiores. Por la sustancia de la decisión y por la manera como la condujeron AMLO, Morena, y su incipiente gabinete, el mayor costo es que ratificó las peores sospechas acerca de la sicología del individuo y de su futuro gobierno.
A pesar de su avasallante triunfo electoral, el comportamiento de AMLO fue como de campaña. ¿Cuál es la necesidad de congraciarse con sus simpatizantes, que ya votaron por él? La ciudadanía le dio un mandato amplísimo el primero de julio. Aunque 26.5 millones no votaron por él, no tiene necesidad de legitimarse con decisiones contrarias al sentido común, a las recomendaciones de los técnicos y al bienestar de México.
Durante el proceso, AMLO y elementos de su futuro gobierno revivieron expresiones de revancha y de encono que, de nuevo, abrieron la división entre los mexicanos. ¿Un presidente electo que no procura la unidad, sino que propicia la división entre sus gobernados?

Armando Fuentes Aguirre
am

Aplaudo -y con ambas manos, para mayor efecto- a Higinio Martínez, senador por el Estado de México y militante destacado de Morena. He aquí que este legislador expresó claramente su opinión en el sentido de que no se debe frenar la construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco, ya que es -manifestó- la mejor opción, y son falsos los argumentos de quienes se oponen a su terminación alegando daños ecológicos inexistentes. El juicio del senador está puesto en razón. Sus puntos de vista se fincan en datos de la realidad, no en lo que dice su dedito. Si la amañada e irracional consulta que hará López Obrador determina que deben suspenderse las obras-muy avanzadas ya- de ese aeropuerto, AMLO se verá en serios problemas, pues tal suspensión acarreará daños graves al país por la desconfianza que generará en el extranjero esa medida de carácter populista y radical que no tiene más base que el capricho obsesivo del Presidente electo. Ojalá a fin de cuentas prevalezca el criterio, razonado y razonable, del senador Martínez. 

Carlos Alazraki
El Universal

Estimados ingenuos:
Hace una semana les escribí para darles el consejo de que no pierdan su tiempo en consulta.
Les adelanté  que la decisión ya estaba tomada.
Que en esa decisión, su voto no iba a contar.
Que el único voto que contaba era el del presidente electo y que esa decisión ya estaba tomada por Santa Lucía desde hacía mucho tiempo.
Pero como muchos de ustedes fueron acarreados, pues tuvieron que hacer su showcito.
No importan las trampas que hicieron, no importa la duplicidad de los votos.
En pocas palabras…
¡Nada importó!
Y como la decisión ya estaba tomada, les voy a platicar las consecuencias que vamos a padecer con esta decisión:
El presidente electo va a consultar con ustedes las decisiones que le convenga justificar.
¿Y qué creen? ¡En todas las consultas va a ganar!.
Y por si no sabían, este tipo de consultas, también las hacen Maduro en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua, Evo Morales en Bolivia y uno que otro dictador más en Latinoamérica.

Carlos Loret de Mora
El Universal

A la decisión de cancelar Texcoco, Obrador le dio enorme relevancia como mensaje político de lo que será su gobierno.
No sólo está mandando señales de que el poder político estará por encima de los intereses económicos privados, está dejando sentir que todo se tiene que someter a la voluntad del presidente. 
La consulta  es la primera señal ominosa: no se trata de que “tuvo errores pero es perfectible” ni de que ”antes no preguntaban, es preferible así”. No, es clarísimo: no fue una consulta. Fue una maniobra política pensada, planeada y ejecutada para dar el resultado que quería el presidente electo. Los municipios elegidos con toda intención, la organización en manos de “voluntarios” del partido, el engaño de que el nuevo equipo gobernante sería imparcial. Toda una movilización política para obtener un resultado aplastante a favor de Santa Lucía, cuando todas las encuestas recogían que la preferencia general era exactamente al revés. Aplaudirle por consultar es obviar esa perversión de la democracia directa. Bienvenida la democracia, pero sometida al presidente.

Jorge Melendez
am

Tristemente se confirmó mi pronóstico del martes 23: se canceló Texcoco. Ganó el capricho disfrazado de consulta sobre la lógica y el beneficio del país (relea “Consultar mañosamente”).
Es una pésima señal. Dónde se le mete la lupa al detalle de las propuestas de AMLO encuentras ocurrencias y sinsentidos. Hace unas semanas le planteé 3 escenarios sobre el nuevo gobierno: es bueno (ojalá: excelente, se acabó el problema), es malo y genera una crisis económica y es un populista que busca perpetuarse en el poder.
Me enfocaré en el tercer escenario. OJO, no digo que vaya a pasar. Es demasiado temprano para saberlo. Pero ese es el punto: ¿a qué señales hay que prestar atención para ver si vamos por el peor camino? Para contestar la pregunta le propongo dos premisas:
1. El camino al despeñadero del populismo lleva tiempo. La destrucción de instituciones es paulatina.
2. Existe una ruta previsible. 
Por lo tanto, si la amenaza populista se convierte en realidad en México tendremos señales de advertencia. Hay que estudiarlas.

Pablo Hiriart
El Financiero

Nunca se había visto que la cancelación de una obra provocara tal turbulencia en los mercados con consecuencias negativas.
La explicación es que nuestro Presidente electo y su “consulta” no solo tiraron Texcoco, sino que derribaron la confianza internacional que había en el país.
Ninguna obra de infraestructura afecta la moneda. La pérdida de confianza sí.
Eso no se recupera en un día, sino que tarda años en restablecerse, siempre y cuando haya rectificación. Y no la habrá.
La lectura es tan sencilla como demoledora y está a la vista: los mercados le perdieron la confianza a  Obrador.
Tenemos, pues, un problema de credibilidad en la palabra del próximo Presidente.
El lunes 29, Obrador dijo una frase que atenta –metafóricamente– contra la ley de gravedad: “Imagínense al Estado supeditado a mercados financieros…”
A nadie le gusta el poder de los mercados, como a muchos no nos gusta el frío, pero son una realidad. Y contra la realidad no hay demagogia que valga, ni desplante populista que dé resultados.

Pascal Beltrán del Río
Excélsior

Por segunda vez en este siglo, la capital del país fracasó en su intento de construir un aeropuerto internacional capaz de ser un hub de talla mundial.
Ante el resultado de la consulta , el futuro de la aviación comercial en el centro del país es incierto, como también lo es la posibilidad de aumentar la captación de turistas extranjeros.
La cancelación del proyecto de Nuevo Aeropuerto Internacional de México, que se edifica sobre terrenos federales en el vaso del lago de Texcoco, implica un retraso de cinco a diez años para el desarrollo del país en dicha materia, de acuerdo con la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
La mala experiencia repetida y lo reciente del anuncio de la decisión de no continuar la obra en Texcoco podrían hacer parecer que construir un gran aeropuerto en la zona metropolitana de la Ciudad de México es políticamente imposible.
O peor: podría dejar que se asiente la idea de que no necesitamos un aeropuerto así, y que se trata de un gasto suntuoso que contrasta con la pobreza del entorno.

Carlos Puig
Milenio

Nadie podrá decir que no cumplió lo que desde hace años dijo
Obrador dijo hace años no al NAIM de Texcoco, lo repitió más de una vez en campaña y al final, como para aflojar su relación con algunos empresarios prometió una consulta. López Obrador arrasó en la elección y como sucede en las democracias, pues arrancó a hacer lo que había dicho que haría.
La consulta fue, pues esa consulta. Insisto, un referendo sobre Texcoco organizado por el partido que no quería Texcoco; y pues adiós, no más aeropuerto. 
Vendrán algunos costos por la decisión, los visibles, los mercados, el peso; algunos menos visibles que tendrán que ver con la relación que se había construido con grupos empresariales. 
Habrá beneficios políticos, como el reforzamiento de la lealtad de su base de electores semanas antes de la toma de posesión, una especie de renovación de empoderamiento que tal vez en algo se había perdido en esta larguísima transición.
Pero tal vez el mayor costo es que difícilmente existirá Santa Lucía. 

Jorge Fernández Menéndez
Excélsior

No sé con quién ha hablado o qué ha pensado AMLO en las últimas semanas para decidir echar por la borda el trabajo realizado durante los tres primeros meses después de su elección. Pero lo cierto es que comenzado octubre, salvo decisiones muy específicas, su discurso y acción se ha dedicado a romper todo lo que construyó después de su extraordinaria elección del primero de julio. Y la cereza de ese pastel ha sido la decisión respecto al nuevo aeropuerto.
Nadie con seriedad puede pensar que esa decisión fue tomada en forma autónoma por “el pueblo”. La consulta fue amañada, no tuvo el menor control ni legalidad, aunque se comprobará que se podía votar dos, tres cuatro, seis veces sin control alguno. Ni modo, el pueblo habló.
Pero también lo hicieron los mercados que quitaron calificaciones de inversión, tiraron el peso, pronosticaron aumentos de las tasas de interés, aceptaron que habrá demandas nacionales e internacionales y sembraron la desconfianza.

Rubén Aguilar 
El Economista

Cuando López Obrador era jefe de gobierno de la Ciudad de México estuvo en contra de que se hiciera el nuevo aeropuerto propuesto en el gobierno del presidente Vicente Fox que finalmente no se hizo.
A lo largo de la campaña por la presidencia, siempre se manifestó por la suspensión de las obras del nuevo aeropuerto y a favor de que se abrieran otras en la base militar de Santa Lucía.
La decisión de López Obrador estaba tomada hace mucho tiempo, desde hace años, y lo que ocurrió la semana pasada sólo fue una farsa política, por cierto, mal hecha, para “legitimar” una decisión que ya tenía.
Para ello no se recurrió a una consulta sino a la movilización de las estructuras de Morena, para organizar un evento, donde tenían todo el control, que se propuso como objetivo llevar a militantes y simpatizantes a manifestarse.
En el futuro no habrá consultas sino eventos muy semejantes al que acaba de pasar, tal vez mejor realizados, la práctica enseña, para “legitimar” decisiones ya tomadas por el presidente López Obrador.

Soraya Pérez
El Economista

A partir de que el gobierno electo anunció el futuro del nuevo aeropuerto, optando por reacondicionar el actual y el de Toluca, así como por construir dos pistas adicionales en Santa Lucía; las consecuencias económicas ya están a la vista.
En primer lugar, se vivió la depreciación más fuerte de nuestra moneda, superando los 20 pesos por dólar, magnitud que no teníamos desde el 2016 durante los días negros tras la victoria de Trump en EU. También vimos un desplome de la Bolsa equivalente a más de 18,000 millones de dólares en valor de capitalización bursátil. Y lo que es irónico, uno de los argumentos a favor de la idea de Santa Lucía es que reduciría los costos de inversión; sin embargo, esta caída representó 32% más de los 13,300 millones de dólares que hubiera costado el proyecto del nuevo aeropuerto.
Pero hacer una consulta ciudadana sin rigor estadístico y sobre temas técnicos, e incluso sobre asuntos fiscales —lo que está claramente prohibido en nuestra legislación— puede afectar seriamente la estabilidad política, social y económica del país.

Javier Livas Cantú
El Norte

Concluyo que Andrés no es un líder. “Leader” en inglés quiere decir el que va adelante, el que marca un nuevo rumbo y sabe llevar a otros a un destino. Andrés hasta ahora es un organizador de la disidencia y actúa como disruptor. Es mucho más fácil tirar un aeropuerto que construir uno desde cero.
Andrés no tiene contrapesos en su equipo o no les hace caso. Organizó la consulta para deslindarse de la responsabilidad de una decisión previamente tomada.
Hoy se está escudando en una consulta que es la nada jurídica. Por lo tanto, no puede producir efectos en el mundo jurídico. No hay ley que la sustente, su decisión es arbitraria, prematura y carece de legalidad. Ya lo dijo así un juez de distrito.
Veo venir cientos de amparos en cascada. Costarán millones en copias certificadas e informes justificados. Para eso habrá que esperar a que como Presidente en funciones Andrés decida dinamitar el aeropuerto de Texcoco en serio, poniendo su firma detrás de un decreto que conlleve a su demolición.

 

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