Mallory tenía 10 años cuando su personalidad empezó a cambiar, pero su madre pensó que eran cambios normales de la edad. A los 12 años, la menor se quitó la vida por el acoso escolar y virtual que sufría.
Dianne Grossman compartió la historia de su hija Mallory, quien se quitó la vida el 14 de junio del año pasado, invitando a los padres a no descuidar la salud mental y emocional de sus hijos para evitar otra tragedia. Luego del suicidio de su hija, organizó el movimiento “Mallory’s Army” (El Ejército de Mallory) para crear conciencia contra el abuso escolar.
Mallory era una niña alegre, amante de la gimnasia, hasta que sus compañeras comenzaron a acosarla y burlarse de ella. En la escuela, le decían que no podía sentarse con ellas, la humillaban en público y la agredían. En redes sociales eran incluso más crueles.
Un llamado de atención para los padres
Dianne cuenta como las chicas hablaban de su hija en redes sociales. Un mensaje en Snapchat decía: “No tienes amigos. ¿Cuándo te vas a suicidar?”. Como Mallory no tenía cuenta en Snapchat, sus compañeras tomaron capturas de pantalla y se lo mandaron por mensaje, para asegurarse de que lo viera.
Un día antes de suicidarse, Mallory intentó sentarse con 3 grupos distintos de chicas durante el descanso, pero todas la rechazaron; apenas llegó a casa, se encerró en su habitación a llorar.
“Como padres, llevamos a nuestros hijos a los médicos cuando están resfriados, o para chequeos anuales para que sus ojos, nariz y oídos estén sanos. Sin embargo, rara vez hablamos de su desarrollo cerebral, su corazón o su bienestar emocional. Debería haber tratado a Mallory como una víctima. Cuando una víctima es lastimada, nosotros la cuidamos. El problema era que no me di cuenta de que estaba siendo victimizada”, termina la afligida madre.
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