Por muchos años, en Guanajuato como en otros Estados, existían fincas de gran extensión territorial para explotación de agricultura y ganadería llamadas haciendas, que además eran habitadas por sus dueños y servidumbres.  

Estas propiedades surgieron en la época del virreinato (siglo XVI) con la llegada de los españoles, donde los campesinos trabajaban para los dueños. 

Fue hasta el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940), que el pueblo se benefició de los campos de cultivo con la Reforma Agraria, que consistió en el reparto de tierras de uso particular o en comunidad llamado ejido; con esta acción las haciendas perdieron su objetivo.

Existen 23 haciendas en León

En León existen 23 haciendas registradas en el Catálogo Nacional de Monumentos Históricos del Estado de Guanajuato, de la cuales 21 son privadas, una pertenece al ejido y otra es del Gobierno del Estado. 

Las propiedades se ubican en Alfaro, Capellanía de Loera, Los Castillos, Duarte, La Gloria, Ibarrilla, Lagunillas, Loza de los Padres, Mesa de la Virgen, La Patiña, San José de los Sapos, San José de Mal Paso, San José del Alto, San Juan de Otates, San Nicolás de los González. 

También en San Pedro del Monte, La Sandía, Santa Ana del Conde, San Ignacio, La Concha, Ignacio Zaragoza, Santa Rosa Plana de Ayala y en San José el Resplandor, con fecha de construcción del siglo XVI al XIX (1500-1900).

La mayoría de estos históricos inmuebles conservan columnas de piedra, pilares de cantera, arcos, árboles de gran tamaño, fuentes, caballerizas, campo de tierras de cultivo, graneros, torreones y el templo que es abierto al público.

De hacienda a hospital

Una de las más conocidas es donde se ubica el Centro de Atención Integral de la Salud Mental, antes Hospital Psiquiátrico San Pedro del Monte. 

Datos históricos señalan que desde 1709, la hacienda comenzó a pasar de familia en familia, y fue en 1940 que la Secretaría de Salud adquirió la hacienda, cinco años después se convirtió en una granja de recuperación para pacientes mentales que provenían de la Ciudad de México y Guanajuato.

El modelo de recuperación consistía en mantener a los pacientes ocupados en actividades de agricultura y ganadería; además de oficios como la alfarería, carpintería, jardinería y albañilería, de donde recibían una paga que canjeaban en la tienda de raya de la misma granja.

Fue en 1992 que de Granja cambió oficialmente a Hospital Psiquiátrico de León, ahora Centro de Atención Integral de la Salud Mental. 

Esta hacienda del siglo XVII, propiedad del Gobierno del Estado, aún conserva la capilla que se convirtió en sala de juntas, continúa la fuente en el centro de los arcos que forman portales, las columnas con molduras y ventanales se mantienen.

 El resto de la finca ahora son oficinas, dormitorios, consultorios y áreas de esparcimiento para los pacientes que se atienden desde hace 73 años.

Una finca con mucha historia

Otra hacienda que tuvo beneficio social es la de Santa Ana del Conde, que en 1950 se trasformó en el seminario de los Misioneros de la Natividad de María.

En esta zona, el militar y político que participó en la Revolución Mexicana, Álvaro Obregón, perdió la mano mientras se enfrentaba con Francisco Villa. 

Este casco del siglo XVI como otras fincas, pasó de manos españolas en su inicio a dueños leoneses; esta hacienda ayudó al crecimiento de la comunidad con la agricultura y la ganadería.

Jesús Gómez López, vecino de la zona, platicó que la mayoría de los ascendientes de los habitantes de Santa Ana trabajaron en la hacienda para el sustento de sus familias.

“Mi abuelo trabajó con el hacendado, él hacía arados de madera para que trabajara la yunta porque antes sembraban con pura mulada, ahora usan tractores, también cultivaba en los campos de los alrededores. Mi papá platicaba que su papá se levantaba a las 4 de la mañana para ir a la siembra y por las tardes hacía los arados”.

En la época de Basilio Gómez, abuelo de Jesús, la semilla que se cultivaba con mayor demanda era el trigo, a cambio la gente recibía una paga que gastaba en las tiendas conocidas como ‘raya’.

Jesús comentó que su abuelo fue el segundo comisario de la comunidad Santa Ana del Conde después de la Reforma Agraria, por lo que la hacienda comenzó a quedar en el abandono. 

Todavía se aprecian los torrentes, arcos, portales, ventanas viejas de la finca, y el templo que es abierto al público. 

Fue cuartel de Álvaro Obregón

Al igual que la hacienda de Santa Ana, la de la Loza de los Padres acogió por muchos años el hogar de padres franciscanos y después fue cuartel de Álvaro Obregón, según narró Jaime Afanador, habitante de la propiedad.

Han pasado tres siglos desde el inicio de la construcción y la hacienda pasó de 800 hectáreas a 211 cuando se realizó el reparto de tierras, ahora la finca es casa-habitación, balneario, corral de animales y terrenos de siembra.

“Mi suegro me platicó que su papá le compró a su abuelo la hacienda con la venta de dos cosechas de sandías y comenzó a levantarla. 

“Mi suegro Froilán Silva donó parte de las tierras para el kínder, primaria, secundaria, campos deportivos, el centro de salud, el templo y les regaló a sus trabajadores para que fincaran su casa alrededor de la hacienda”, contó Jaime, esposo de María Beatriz Silva Pérez, heredera de la hacienda. 

La finca tiene la misma construcción, 22 habitaciones entre el despacho, sala, comedor, cocina, baños, recámaras, cuarto de servicios, etcétera, sólo se retiró un árbol que estaba en el centro de la finca porque las raíces comenzaron a cuartear las paredes. 

El granizal se habilitó como baños públicos para uso exclusivo de las fiestas religiosas de la comunidad. Además, parte de los campos de cultivo son ahora un balneario que se renta para eventos sociales y el corral aún se usa para animales de engorda para su venta.

Cubren casas construcción

La hacienda de La Sandía que era ejido, quedó cubierta de casas particulares. 

Raúl Calcanat Godínez nació en la hacienda, él contó que a pesar de tener muchas carencias, tiene los mejores recuerdos de su infancia entre los árboles y las tierras de cultivo. 

“Aun y con pobreza yo tengo unos recuerdos bonitos de esta hacienda, cómo estaría la pobreza que había gente que cuando les daban comida a los animales algunos aprovechaban para agarrar con el rebozo algo de maíz de los comederos”. 

Raúl comentó que con el reparto de las tierras la gente construyó sus casas y sólo donó el ejido un espacio para un centro de desarrollo familiar donde los niños reciben clases de preescolar, y el de su propiedad cedió una parte para la construcción de los baños del kínder que está a un lado de su casa.

Las viviendas quedaron al frente sobre la construcción de la hacienda, perdiéndose la construcción histórica con los nuevos cimientos, los patios se convirtieron en huertos y jardines, ahora sólo se aprecian bardas de adobe derribadas y columnas que sirvieron de soporte para la construcción de los cuartos.


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