Alexander Mejía, “El Capo”, el amo y señor de la media cancha del León desde el Apertura 2016, aun estando lesionado, le acaba de facilitar la “chamba” a “Chucho” Martínez. No hay que buscarle más, en la media cancha felina hay sobrecupo y el colombiano, solito, como gordo en tobogán, se ha puesto “a modo” para salir de la institución.
Las declaraciones del cafetalero no son tristes, ni lamentables, al contrario, son valientes y honestas, de aplaudir. Y es que en La Fiera hay muchos que como él, quieren irse pero no lo dicen o no tienen a dónde. Quizás Mejía tampoco tiene a dónde, pero ya cantó, y su deseo y el de su familia es el de regresar lo antes posible a su querida Colombia, a su casa, al equipo de sus amores, al Atlético Nacional.
En un mercado de fichajes tan apretado y complicado siempre para el León, el “13” esmeralda sería una “solución” para “el presi” y su tarea que tanto le cuesta trabajo ejecutar en diciembre. Ahora, “Chucho” sólo debe desbloquear su teléfono y hacer un par de llamadas.
“¿Cuánto ofreces?”, “Súbete más”, “Ya tiene 30”, “Está recuperado”, “Es titular” “Un líder”, etc, etc… son algunas de las frases que seguro escucharíamos en esa conversación con la presidencia del cuadro verdolaga, en donde no han negado que quieren el retorno de uno de sus más recientes ídolos.
Mejía Sabalza tenía todo para convertirse en ídolo en La Fiera, carácter, futbol, garra, buen pie y liderazgo, un liderazgo que incomodó a algunos dentro del vestidor y que impidió una sólida relación de amistad. El “Capo”, por más que movía las manos, pegaba de gritos y hasta llegaba a insultar, no logró ser lo que pretendía en una oncena que ya tenía sus líderes marcados. Se rindió, se hartó y tal vez por eso, decidió cantar sus deseos de partir.
Lo más que pudo este cafetalero vestido de verde, fue disputar dos llaves de cuartos de final y una semifinal de Copa, ese fue su tope. Aquella estampa retorciéndose del dolor ante los Xolos, pegándole al césped cual luchador de la AAA, lo frenó en su mejor momento. Alex se iría sin ganar nada, sin triunfar, sin ser ídolo y recordado más por sus operaciones en los tobillos, que por aquellos buenos trazos de 40 o 50 metros, o sus robos de balón en zona baja.
Cantó Mejía y hay que escucharlo.
P:D: Vendes a Mejía, vendes a Leonel y listo, hay lana para salir de compras navideñas.