Fiera, mañana te vas y lo haces en silencio, tal vez por pena o quizá por una falsa dignidad.

Sea cual fuere el resultado en Pachuca, despedirás un año en el que cosechaste solo deudas. Sí Fiera, debes porque perdiste y dejaste ir mucho.

Perdiste contra el tiempo viendo pasar eternas jornadas con un técnico que no supo sacarte un rugido consistente, uno que durara meses. Los días transcurrieron y tú, Fiera, te hundiste sin más ni más.

Perdiste contra la indecisión y te la jugaste con mandos sin ideas efectivamente arriesgadas y también te la jugaste con futbolistas que vinieron a debilitarte cuando el chiste era hacer todo lo contrario.

Y así, perdiste contra el victimismo por echarte culpas de traer a desconocidos, petardos y cartuchos quemados, pero no hiciste algo que remediara tu tropiezo directivo.

Perdiste contra la desconfianza porque tu afición ya no sabía si rezar para ver tus goles o hacerlo para que no te los metieran a racimos con una defensa que hizo agua. Te has comido 55 goles en Liga en este año y aún falta un juego más.

Fiera, perdiste contra el ausentismo y tus mismos seguidores se alejaron del Glorioso, empastado que en otras épocas se llenaba contra los buenos, contra los regulares y contra los sotaneros. Tan solo en este torneo que termina se dejaron más de 100 mil asientos libres; no es una ocurrencia mía, son los números de la Liga que nos reflejan el desaire leonés. Y eso sin contar a los miles que pisaron estas gradas vestidos con las playeras del rival.

Perdiste contra los moribundos y otra vez te erigiste como el levantamuertos oficial de la Liga. De ti tomaron aire Pumas, Lobos, Puebla, Morelia y Chivas, unos aprovecharon tu escalón para seguir en la pelea y otros para hacer su torneo más decoroso.

Perdiste el respeto y lo peor de todo, que fue en tu propia casa. Cerraste con cinco derrotas seguidas aquí y si no cae Chivas en la última jornada, terminarás como la máxima vergüenza local del torneo. Si no cae Chivas…vaya consuelo.

Perdiste, incluso, hasta el recuerdo de una Liguilla y en todo este año no supiste lo que era bailar en la Fiesta Grande. Es más, cumpliste ya dos años sin ganar un partido de finales desde aquel triunfo sobre Tijuana en el Apertura del 16.

Fiera, perdiste tu valía y ni siquiera fuiste de media tabla, del 11 para abajo y así desconociste en el campeonato lo que era pisar terrenos de líderes. La benevolencia del reglamento te dio vida, pero nunca te puso un boleto en las garras para entrar.

Si bien nos va, terminarás en el lugar 11 del torneo y si mal, en el 15. Sin embargo, ninguno de estos sitios es digno de tu historia.

Esperamos que el silbatazo final que escuches en Pachuca sea el inicio de una nueva y diferente historia, una donde sea el brillo esmeralda el factor común de cada jornada, lustradas por un técnico y jugadores convencidos de saldar cuentas pendientes y darle al escudo ganancias deportivas.

Hasta pronto, Fiera, nos debes.

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