El 16 de octubre, a la una y media de la tarde, inició una misa que hasta la fecha no ha terminado; sacerdotes han rolado turnos para evitar que ésta se termine, a fin de ayudar a una familia de refugiados.
Los Tamrazyans hicieron su petición de asilo, pues llevan más de nueve años viviendo en Ámsterdam, sin embargo, el permiso les fue negado y se giró una orden de deportación.
La iglesia cristiana Bethel está decidida a impedir que el gobierno expulse a la familia y ante ello celebraron una misa, hasta la fecha, interminable.
Prohibido irrumpir
La Ley de Países Bajos prohíbe a la policía entrar a inmuebles durante celebraciones religiosas, es por ello que con la misa celebrándose, los sacerdotes están protegiendo a la familia.
Para lograr que la celebración eucarística no termine, sacerdotes se han ido rolando en el púlpito y miembros de la comunidad alternan funciones. Hasta la fecha, cerca de tres mil 500 personas han participado para que la misa no termine.
La iglesia informó que hay quienes llevan víveres para la familia de refugiados y los voluntarios en turno y hay quienes también buscan más ayuda humana, pues no saben cuándo terminará la misa.
Piden respetar derechos
La iglesia aseguró que ante la situación respeta los fallos de las autoridades neerlandesas, pero que también debe elegir entre respetar al gobierno o proteger los derechos de los niños.
Esto, debido a que hay una ley que permite dar un permiso de residencia permanente a los niños que han vivido en Países Bajos por más cinco años, si cumplen con varios requisitos.
Hasta no resolver su situación legal o que la iglesia de por terminada la misa, los Tamrazyans no pueden salir del inmueble.
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