La señora Carmen escuchó los primeros balazos mientras se preparaba unos huevos con frijoles y un café. Supo que venían de la avenida, tan cercanos, justo al otro lado de la puerta. Tratando de protegerse, fue corriendo a su cuarto, en la otra punta de la casa. Se ocultó debajo de la cama y se quedó allí un buen rato. Cuando ya no escuchaba disparos, salió. Llegó a la puerta de la calle y la abrió. Enfrente, Carmen vio con horror los cuerpos de varias personas en el suelo, sin vida.
Es la historia de Carmen, pero podría ser la de cualquier vecino de Salamanca, que sufren desde hace casi dos años una oleada de violencia sin parangón. Aunque podría ser, en realidad, la historia de cualquier habitante de Guanajuato, antaño un estado tranquilo y próspero del centro de México, aquejado ahora de niveles delictivos nunca vistos. E incluso podría ser la historia de casi cualquier mexicano, cualquiera que no viva en Yucatán o alguna de las escasas regiones que se mantienen al margen de la crisis de inseguridad que asola al país.
Hasta el 31 de octubre, en Guanajuato se cometieron 2 mil 742 asesinatos. En todo 2017 fueron mil 423. Y en 2016, mil 096. Solo en Salamanca, una ciudad de 300 mil habitantes, de enero a agosto de este año contaron 152 asesinatos. Y la pregunta que se hacen vecinos como Carmen es, ¿qué va a pasar? ¿Cómo se puede parar esto?
Guardia Nacional
A pocos días de que Andrés Manuel López Obrador inaugure su presidencia, el debate securitario arrecia en los medios. Decenas de organizaciones de la sociedad civil han criticado el plan del futuro presidente para crear un nuevo cuerpo de seguridad, la Guardia Nacional, de carácter militar, dependiente orgánicamente de la Secretaría de la Defensa. No se puede combatir la inseguridad con más militares, dicen.
Un vecino, el señor Restrepo, taxista, argumenta: “Guardia Nacional o no, vamos a caer en lo mismo. Lo que necesitamos son leyes más duras”, dice, justo antes de detallar el caso de un tipo al que agarraron con armas en la autopista y, añade, luego soltaron. “Militares o policías, ellos van a hacer su trabajo. Las sanciones a los delincuentes son lo que está mal”.
Manuel, otro vecino, explica que ya no vive en Salamanca por la violencia. Va y viene por el trabajo, pero vive en León, en la otra punta del estado. “¿La Guardia Nacional? Mire, ya [el expresidente Felipe] Calderón intentó lo de los militares y no funcionó. No te garantiza nada que anden por ahí. Aquí llegaron hace meses y no ha cambiado nada”.
Récord de crímenes
En enero, el Gobierno anunció la llegada de 3 mil 200 policías militares a Guanajuato, en un intento por controlar la situación. Y desde entonces cada semana que pasa es un recordatorio de que algo no funciona. En septiembre se batieron todos los récords de asesinatos en el estado desde que hay registros: 334.
Lo único que quiere la gente es vivir en paz.