Durante una conferencia titulada “¿Dios ya no vive aquí?”, el Papa Francisco declaró que es posible vender los bienes de la Iglesia o templos que hayan quedado inutilizados para ayudar a los pobres, aunque es “no debe ser la primera ni única solución”.
A pesar de ello, el pontífice defendió que los templos son bienes culturales que deben ser preservados, de ahí que no deba tomarse esto como una primera opción.
“(Son) testimonios de la fe de las comunidades que los produjeron durante siglos y, por esto, son a su modo instrumentos de evangelización”, dijo.
El Papa tomó como ejemplo al mártir San Lorenzo, vendiendo los bienes de la Iglesia para ayudar a los pobres. Foto: Especial
El ejemplo de San Lorenzo
El Papa Francisco uso como ejemplo a San Lorenzo, que es mostrado tradicionalmente vendiendo el mobiliario de su iglesia para repartir lo recaudado entre los más desfavorecidos.
“Esto constituye una constante enseñanza eclesial que, además de inculcar el deber de proteger y conservar los bienes de la Iglesia, y en particular los culturales, declara que estos no tienen un valor absoluto pero, en caso de necesidad, deben servir al mayor bien del ser humano y especialmente al servicio de los pobres”, defendió.
Sin embargo, el pontífice enfatizó que la Iglesia “no debe acoger con ansia” esta medida, ya que las decisiones de este tipo competen a los obispos de cada zona y les recomendó que sean una “reflexión coral en el seno de la comunidad cristiana y en diálogo con la comunidad civil”.
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