No conozco a alguien que no le dé gusto el retorno de Nacho a La Fiera. Su reaparición en la cancha con ese histórico dorsal 35, será especial para él, su familia, algunos compañeros y su hinchada, esa que lo ha esperado por meses con ansias, altas expectativas, pero también con dudas e incertidumbre en su revancha.
Y es nadie, ni el mismo Nacho, sabe cómo volverá, ni en qué nivel, ni en qué condiciones. Todo dependerá de sus rodillas.
Nacho González sabe que su tocayo Ambriz, no se tocará el corazón para ponerlo a jugar, si no está en ritmo y buen nivel, el emblemático central felino no defenderá al León en donde todos lo quieren ver, en la cancha, en ese sector del campo en donde se barre, cabecea y revienta balones que la grada aplaude, valora y adopta como su mejor arma, como su emblema.
Por eso la tardanza o calma en su rehabilitación, en cada detalle, en cada sesión por separado o con el equipo. Nacho corre cabeza abajo, como siempre, pero ahora, valorando la mecánica de su rodilla, la apapacha, la cuida, la calienta y espera que, tras diez meses, vuelva más fuerte, como el ave fénix, lista para las barridas.
Si Nacho regresa como el Terminator que parece es, León puede sumar confianza y contar con un central renovado como refuerzo, de esos que no se rajan, que meten y se lanza de cabeza. Pero si no, cuidado, no traer a otro zaguero para el Clausura 2019 será un descuido, un error del coach y de su directiva, que podría opacar a su Ángel Mena y el ya popular #YatelaSambu, que hoy roba cámaras y desvía la mirada de la defensa.
Ojo ahí, que no se nos olvide que La Fiera fue de los equipos más goleados en el año. Fueron tardes y noches de escándalo, de bailes que ni Cota pudo parar, con todo y sus etiquetas de campeonísimo. Para la primera línea sólo ha llegado Dilan Zúñiga, ¿Será suficiente?
Me queda claro que, pese a sus más de 30, Nacho puede hacer más que Tesillo, Mosquera y obvio, Herrera Equihua. Pero la imagen de este “guerrero” puede que no sea la que pensamos o aquella con la que recordamos.
Hoy Nacho tiene una responsabilidad que no desconoce, un peso que incluso le gusta, sin embargo, por su bien, por el de su tocayo y por el del equipo, que su rodilla no falle, que la espera haya valido la pena y que La Fiera vuelva, como en sus mejores años, a tener su corazón en esa playera, la marcada con el 35, que igual y deberían retirar cuando la rodilla o el futbol de Nacho diga: “No más, hasta aquí llegamos”.
PD. ¿Quién será más grande en el León, Nacho González o Mauro Boselli?
@omaroseguera
A sus órdenes.