El viernes terminó en Berlín un encuentro de activistas afiliados al movimiento internacional Detengan a los Robots Asesinos (Stop Killer Robots), que al día de hoy tiene el apoyo de un centenar de organizaciones no gubernamentales. Representantes de 35 Países instaron a la canciller alemana, Ángela Merkel, y a su ministro de Asuntos Exteriores, Heiko Maas, a asumir su responsabilidad y prohibir totalmente las armas autónomas y aprovechar su influencia para servir de ejemplo para otros Países.

Los líderes de Silicon Valley e investigadores más relevantes en inteligencia artificial piden que sean prohibidos los robots asesinos puesto que temen que esto conduzca a una carrera armamentística al estilo Terminator.

Las Naciones Unidas han convocado a una primera reunión de expertos en armas autónomas para finales e este verano y tomar una decisión sobre la prohibición de las mismas.

Desde octubre de 2016, estas armas ya fueron probadas en un campo de simulación en Londres; veinticinco expertos concluyeron que es improbable que los grandes líderes firmen una petición que prohíba el uso dichas armas.

Ni Estados Unidos, ni Israel, ni los países europeos presentes en la simulación se mostraron dispuestos a firmar la prohibición. Mas bien se mostraron partidarios de crear regulaciones internacionales para el uso de estas armas, siempre que no se midiera su rendimiento.

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