Son el medio de transporte más sostenible y ecológico, permite que las puedan llevar personas de todas edades y capacidades físicas, y con ellas la movilidad es absoluta. Hablamos de estos vehículos que están revolucionando el parque móvil en las grandes ciudades.
Las bicicletas eléctricas son cada vez más populares, y hay muchas razones para ello, ya que se trata de un medio de transporte ecológico, con el que se consigue no tener que pedalear en todo momento durante una ruta.
El éxito es tan grande que se calcula que en Alemania ya circulan 2,5 millones de bicicletas electricas, éstas que son como las convencionales pero a las que se les añade el motor que ayuda al pedaleo. Al crecer la demanda, los precios también han bajado y ya se encuentran en el mercado modelos que cuentan con una autonomía de 250 kilómetros, lo que hace posible que se pueda descansar en ciertas etapas.
Las hay de montaña, plegables, de carretera, de paseo, choppers y hasta híbridas, mezcla de modelos de montaña con los de carretera, las más ideales para circular por las grandes ciudades.
Los beneficios de utilizar una bicicleta eléctrica
Se trata de un medio de transporte alternativo y respetuoso con el medioambiente, en un momento en que la contaminación en las grandes ciudades ya es un problema de grandes dimensiones; pero para los que todavía plantean dudas, existen una serie de beneficios a tener en cuenta a la hora de optar por estas bicis electrónicas. Uno de ellos es que se reduce la emisión de contaminantes y, a la vez, son un buen modo de aprovechar las nuevas tecnologías.
La característica ecológica está cobrando mucha relevancia entre los ciudadanos, cada vez más conscientes de su responsabilidad hacia la protección medioambiental. Subir cuestas siempre es muy pesado, vale que es algo que no echa para atrás a los atletas profesionales, pero si a los aficionados. Con una bicicleta eléctrica las cuestas no son un obstáculo, incluso ayudan a los que no se atrevían a seguir en sus excursiones a sus amigos más avezados al deporte para no quedar relegados, lo que les impulsa a disfrutar con ellos.
Lo mismo ocurre en las ciudades, hay mucha gente que se traslada en bicicleta, pero no quieren vérselas con cuestas pronunciadas. Cada conductor es el que limita cuándo y con qué energía pedalear con las bicicletas eléctricas, aunque también se suda, pero se pueden nivelar las desigualdades físicas.
Encuentra la bicicleta eléctrica perfecta para tus necesidades
La pregunta es, ¿qué bicicleta eléctrica comprar de las muchas que ofrece el mercado? Sin embargo, en grandes ciudades, las más demandadas son las bicicletas plegables, dada la falta de espacio, aunque éstas también las usan los autocaravanistas y los que tienen que llevar varias de ellas en el coche.
El sitio web bikelec.es/ es un lugar de referencia donde encontrar la bicicleta eléctrica perfecta, contando con un buscador en el que filtrar la búsqueda personal dependiendo de factores como la potencia, marca, capacidad de la batería, diámetro de la rueda, tipo de cuadro, tipo de motor y otras peculiaridades.
Como hemos dicho, cada vez son más asequibles, pero si se compara con otros vehículos como un coche o una moto, y lo que se debe gastar en éstos para su mantenimiento, los gastos de una bicicleta eléctrica son infinitamente menores.
La movilidad también es absoluta, hay que tener en cuenta que son aptas para llevar en el transporte público y permiten rutas poco convencionales. Por ejemplo, en un atasco, se puede cruzar un parque y avanzar sin tener que perder los nervios en el citado.
La bicicleta eléctrica no te lleva sola, pero la sensación es que apenas hay que hacer ejercicio si no se quiere, más que arrancar en las cuestas o realizar pequeños impulsos, de modo que se trata del vehículo ideal para personas de todas las edades.
Existe también el componente lúdico implícito en el propio hecho de montar en bicicleta, ya que éstas siempre han estado asociadas a la diversión y a la libertad. Sentir el aire zumbando en los oídos y el hecho de transportarse en un vehículo tan ligero es sinónimo de libertad, que se acrecienta al saber que se puede contar con la ayuda de un motor dispuesto a ayudarnos en momentos difíciles.