CDMX.- La región donde reside la familia LeBarón, una comunidad mormona en los límites entre Chihuahua y Sonora, ha sido olvidada por los gobiernos de Felipe Calderón (PAN), Enrique Peña Nieto (PRI) y Andrés Manuel López Obrador (Morena).
En 2009, Julián LeBarón exigió a las autoridades mejores condiciones de seguridad, tras el secuestro de Erick y el asesinato de Benjamín, dos de sus familiares.
Denuncia ola de violencia
El activista denunció la ola de violencia que azotaba la región donde, según autoridades, células de los cárteles de Juárez y de Sinaloa se disputan la frontera noreste entre Sonora y Chihuahua, una zona estratégica para el trasiego de drogas a Estados Unidos.
La petición no hizo eco, aunque un nuevo protagonista se sumó a la confrontación: el Cártel Jalisco Nueva Generación, a través de alianzas con grupos regionales.
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana indicó que desde 2009 la familia LeBarón ha tenido protección de elementos de la Policía Federal, aunque eso no impidió que el lunes fueran agredidos una vez más.