Bogotá, Colombia.- Por la mañana la marcha fue pacífica en Bogotá contra las políticas del presidente Iván Duque.
Horas después, se desataron los enfrentamientos entre manifestantes y policías de Colombia.
El Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) colombiano sostiene enfrentamientos con decenas de protestantes, al lanzar gases lacrimógenos y aturdidoras. Por su parte, los estudiantes responden con bombas molotov.
Poco antes de las 14 horas, se registraron los primeros disturbios.
#Bogotá | Continúan los enfrentamientos entre los manifestantes y el Esmad.
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EL TIEMPO (@ELTIEMPO) November 21, 2019
Esto desató más enfrentamientos en otras zonas.
El Esmad ha realizado varias capturas de los manifestantes.
#Bogotá | Este es el momento en el que el Esmad captura a uno de los manifestantes en la calle 26, en Bogotá.
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Inicio de la protesta
Los colombianos molestos con el presidente conservador Iván Duque esperan canalizar la ola de descontento que recorre Latinoamérica al salir hoy con una larga lista de reclamos que incluye desde la persistente desigualdad económica a la violencia contra activistas sociales.
Miles de estudiantes, docentes y sindicalistas se sumaron a lo que podría ser una de las mayores movilizaciones de los últimos años en el país, poniendo a prueba a un gobierno impopular en un momento en que la inestabilidad sacude la región.
Pero los analistas son escépticos con que la protesta pueda generar una agitación prolongada como ocurrió recientemente en Bolivia, Chile y Ecuador, destacando la falta de factores que unifiquen a un país dividido y con uno de los rendimientos económicos más sólidos de la zona.
Yann Basset, profesor en la Universidad del Rosario de Bogotá, ve la protesta sin tanta fuerza.
No estamos en un clima preinsurreccional. No sé si haya realmente un rechazo del sistema político en general.
Despliegan seguridad
Sin embargo, el gobierno de Duque está alerta y desplegó 170 mil agentes para reforzar la seguridad al tiempo que cerró los pasos fronterizos y deportó a 24 venezolanos acusados de ingresar al país para fomentar la agitación.
Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, habló de la postura de los manifestantes.
Se está preparando como si esto fuera una guerra. Es muy vago lo que han mostrado de una posible alteración de orden público.
Los mensajes de Duque
Duque, que tiene un índice de aprobación del 26%, se ha embarcado en una ofensiva de seducción para intentar conectar con la población y contrarrestar las afirmaciones erróneas en redes sociales que apuntan que propuso elevar la edad de jubilación y reducir los salarios a los trabajadores jóvenes.
Estoy hablando de un país que está en recuperación, una economía que está mejorando, que se desempeña hoy en las mejores de Latinoamérica.
Aun así, muchos colombianos dicen que tienen muchas razones para estar enojados.
A pesar del acuerdo de paz alcanzado por el anterior gobierno con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016, gran parte del país sigue sumido en la violencia mientras grupos ilegales armados compiten por territorios en los que el estado no ha establecido aún su presencia.
Docenas de indígenas y líderes sociales fueron asesinados en crímenes que siguen sin resolver.
Reveses en el Gobierno
Mientras tanto, el gobierno de Duque ha sufrido una serie de embarazosos reveses.
El ministro de Defensa, Guillermo Botero, renunció a principios de noviembre tras las revelaciones de que al menos ocho menores murieron en un ataque contra una pequeña banda de disidentes.
El aliado clave de Duque, el expresidente Álvaro Uribe, está siendo investigado por presunta manipulación de testigos. Y el propio Duque fue criticado por mostrar unas fotografías en la Asamblea General de Naciones Unidas que, según dijo, eran la prueba de que el gobierno socialista de la vecina Venezuela da refugio a rebeldes izquierdistas colombianos, aunque después se supo que al menos una de esas imágenes había sido tomada en su país.
Aunque la economía colombiana creció a un ritmo más rápido este año, la nación sigue teniendo uno de los niveles de desigualdad más altos de Sudamérica. Casi el 11% de la población está desempleada, un dato que sube al 17.5% en adultos jóvenes.
Los manifestantes evaluarán hoy qué acciones podrían tomar en los próximos días para mantener el movimiento vivo.