Argentina.- Esta semana terminó el juicio histórico contra los sacerdotes Horacio Corbacho y Nicola Corradi por años de abusos sexuales entre 2005 y 2016 en el Instituto Próvolo en Buenos Aires, Argentina; se sabe que los sacerdotes actuaban en conjunto con al menos una monja que trabajaba en el colegio para cometer los abusos contra menores sordos.

La investigación del caso evidenció que los abusos cometidos por los sacerdotes no eran un secreto, si no que había varios involucrados que sabían de las agresiones sexuales a menores, revela RT.

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Por ejemplo, la monja nacida en Japón, Kumiko Kosaka, fue acusada de ser cómplice de los abusos e incluso de elegir a los menores que serían víctimas, de acuerdo a su nivel de sumisión y las características propias que conocía por su cercanía con los menores que estudiaban en el colegio para sordos. Por ello se encuentra en prisión domiciliaria a la espera de su juicio en 2020.

 

Más de 20 víctimas denunciaron haber sufrido abusos sexuales cuando tenían entre 7 y 17 años de edad y estudiaban en el colegio para niños y adolescentes sordos y de escasos recursos.

¿Cómo actuaban?

Las víctimas, hoy mayores de edad, mencionaron que los niños eran llevados a una zona en específico de la escuela conocida como “la casita de Dios”, donde eran sometidos a abusos y vejaciones.

 

Según reveló el fiscal que inició la investigación, Fabricio Sidoti, “las víctimas veían a través de las rendijas de la puerta lo que pasaba”.

Kosaka fue señalada por las víctimas, quienes la conocían como “la monja mala”, como cómplice de los abusos. Incluso una víctima contó que una ocasión la monja fue quien le colocó un pañal para ocultar la hemorragia genital que sufrió tras los abusos.

Algunos de los chicos han contado que fueron encadenados por los curas, quienes también los obligaban a tener relaciones con varias personas a la vez, o a tener sexo entre ellos mismos mientras sus abusadores observaban. En los allanamientos al Instituto, los investigadores han encontrado cadenas y material pornográfico, entre otros elementos probatorios.

Uno de los elementos más llamativos de este caso es que Nicola Corradi ya había sido acusado de abusos contra menores en Verona, Italia, pero tras saberse de estos casos, la Iglesia en ese entonces decidió trasladarlo a la ciudad de La Plata, Argentina, donde cometió los abusos contra los menores sordos.

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