CDMX.- El derecho a la higiene menstrual no existe en las cárceles de México.

Las mujeres privadas de la libertad que carecen de visita familiar o dinero tienen que improvisar con trapos viejos, calcetines o pedazos de tela como sustituto de las toallas sanitarias, lo que aumenta el riesgo de contraer enfermedades.

El Universal entrevistó a mujeres que estuvieron y que están en prisiones federales y estatales.

En la cárcel femenil de Santa Martha Acatitla, en la Ciudad de México, algunas utilizan trapos que recogen; en la antigua prisión de Islas Marías usaban las  blusas del uniforme, mientras que en la cárcel de Morelos se quitan los calcetines para utilizarlos como compresas.

Sus opciones

La alternativa es trabajar extra para adquirir estos insumos en las tiendas de las penitenciarías. 

Las autoridades no proporcionan condiciones adecuadas para la higiene menstrual y, además, ignoran este problema.

Para diversos organismos que defienden esta causa, la omisión impide la rehabilitación de las reclusas por violar derechos, como a la salud y la educación.

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