Nueva York, EU. Después de 11 años de lavar platos y trabajar como mesero, Hernán tuvo la idea junto con su hermano de emprender un propio negocio, pero nunca pensaron el éxito que tendrían en una de las zonas más difíciles de Nueva York, la Gran Manzana.
En un reportaje publicado en El Universal, Hernán de 33 años narra todo lo que tuvo que pasar para poder llegar a este momento con una receta mexicana que ha sido la sensación en Estados Unidos.
Afirma que él aprendió a preparar camotes cuando vivía en San Juan Tetla, junto a San Martín Texmelucan, cerca de Puebla. Su hermano y él aprendieron a elaborarlos gracias a las enseñanzas de su papá.
Hernán y Néstor poco a poco fueron puliendo el arte de prepararlos, pues al salir de la secundaria llegaban a casa para ayudar a su papá y después salir a las calles a venderlos.
Los iba a vender en septiembre porque es el mes patrio y toda la gente iba al centro de la Ciudad. En diciembre y enero era la temporada navideña, la gente paseaba cerca del Zócalo. El Día de Reyes también era muy fuerte para nosotros”, comenta Hernán.
Se van a trabajar a Estados Unidos
La situación económica para la familia de Hernán comienza a complicarse y la venta de los camotes preparados tiene su peor momento, por lo que el papá de los hermanos Arellano decide irse a Estados Unidos a trabajar para poder sacar adelante su familia.
Hernán y su hermano Néstor al poco tiempo también deciden alcanzar a su papá después de 14 años de vender camotes en su tierra natal.
Las cosas en México siempre han estado bien difíciles y tuvimos mucha necesidad, ese es otro motivo por el cual nos venimos para acá, para salir adelante”, comentó triste Hernán.
En cuanto llegó a Estados Unidos, en específico a Nueva York, Hernán se puso a trabajar inmediatamente y lo primero que encontró fue trabajo en un restaurante y así estuvo 11 años.
“Al llegar aquí, el trabajo más fácil de encontrar es en restaurantes como lavaplatos, ya después vas subiendo poco a poco”, añade el poblano.

Comienza el sueño
Al paso del tiempo, Hernán comenzó a cansarse y tuvo la idea de emprender su propio negocio, vender camotes poblanos, proyecto en el que tardo 2 meses en ponerlo en marcha en lo que conseguía el carrito y los contactos para surtirse del principal elemento, los camotes.
“Qué mejor que de camotes, algo que sin duda alguna sé preparar a la perfección y también para continuar con la tradición familiar que hemos llevado a cabo por algunas generaciones”, comentó en entrevista.
En cuanto comenzó a vender los camotes poblanos nunca imaginó que el éxito que causaría y pronto su pequeño carrito ya no era suficiente para atender la demanda.
Ante ello, Hernán tuvo que comprar 3 carritos para pues también era un poco complicado conseguirlos al ser un producto que se elabora en México
Las tres veces fue muy difícil traerlos, pero no imposible, y eso no me detuvo a continuar, son carritos que duran hasta 15 años”, comentó contento.
Hoy en día el éxito ha sido tal, que Hernán, Néstor y otro amigo son quienes se han convertido en la novedad y han cautivado paladares de diferentes partes del mundo.
Ponen sabor a la Gran Manzana
Asimismo, su fama ha sido tal que los camotes poblanos han llegado hoy en día a El Bronx, Brooklyn, Manhattan, Queens, y Staten Island.
Les agregamos las chispitas para llamar la atención de los niños, que son hijos de padres mexicanos pero nacidos aquí, que no los conocen pero al ver los colores les llama la atención”, dijo Hernán.
Ellos han dado a conocer que la orden de plátano es de cinco dólares, que son alrededor de 100 pesos mexicanos, y la orden de camote, seis dólares, o sea 120 pesos.