¿Cómo le hago para tener orgasmos y sepa que disfruto lo que me hace?, ¿cómo le hago para “aguantar” mucho tiempo?, ¿cómo le hago para hacerle llorar de placer?, ¿cómo le hago para que conmigo disfrute(n) mucho las relaciones sexuales?, ¿cómo le hago para tener mi primera relación sexual… sin miedo?, ¿cómo le hago para que saber que le gusta lo que le hago?, ¿cómo le hago para ser un o una gran amante o tener relaciones sexuales increíbles?, ¿cómo le hago para liberar toda la potencia sexual de que soy capaz?, ¿cómo le hago para “bajarle a mis ganas” o a mi deseo sexual?, ¿cómo le hago para tener más ganas de tener relaciones sexuales y que sea más seguido?…
Éstas y otras preguntas surgen cuando se quiere saber más sobre sexualidad, de primera intención podemos decir que son preguntas válidas y a cada una hay que darle respuesta, el pero sería lo que se esconde detrás de cada pregunta y que lo puedo expresar en ¿para qué quieres lograr dicho objetivo?
Si la respuesta es: para mejorar, complementar o ampliar mis vivencias y relaciones sexuales, mi sexualidad y/o fortalecer mi relación de pareja; se exploran más tus opciones y se da resolución a las dudas, sea en una sesión o en un proceso de sexoterapia.
Ahora bien, si la respuesta se dirige hacia: para complacer a…, porque me dice que si no lo hago se irá, porque me dice que tengo un problema, porque quiero ser inolvidable, porque creo que eso me ayudaría a sentirme mejor conmigo, porque creo que tengo un problema y “no soy normal”, porque siempre he estado equivocado(a) por “culpa de mi educación”, etc.; siendo este el caso, hay más cosas y situaciones que explorar, incluyendo ¿quién quiere que lo hagas?, es decir, si la necesidad de esos requerimientos o novedades sexuales son porque tú así lo deseas o bien, si son porque tu pareja, tu medio, la sociedad o tú mismo(a) y tus creencias te lo exigen y lo que deseas es ser aceptada(o) y hacer lo que te dicen que “debes hacer”.
Una muy buena parte de las personas responden esto, requieren cambiar para obtener aceptación de alguien, lo cual es muy válido a cualquier edad, la aceptación es una de las necesidades humanas; sin embargo, nos enfoca en que la sexualidad y todo lo que conlleva continúa centrándose en el sexo mecánico, en el coito (penetración y sus muy sonados efectos) o en un ritual espectacular realizado para lograr objetivos externos: demostrarle algo a alguien que no eres tú mismo(a).
Siendo esto lo que ha llevado a tergiversar, satanizar y problematizar la sexualidad, haciendo que una inmensa cantidad de personas la vivan de manera inadecuada, empobrecida, llena de mitos, tabúes, prohibiciones, miedo, angustia, rechazo o asco, resignación, etc.
Eres una actriz, actor o un protagonista de tu sexualidad (Parte I)
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