Mis oscuras lectoras, se acerca el Día Internacional de la Mujer, y mis alumnos de Teatro y de mis clases de Español han visto a una autora de la cual me siento orgulloso: Silvina Ocampo. Aunque es famosa en Argentina por sus méritos literarios, es ignorada en algunas otras partes del mundo. Incluso en su tierra natal, su hermana, Victoria Ocampo, tiene a veces más reconocimiento, e incluso una tumba más bonita en el cementerio de Buenos Aires.
No es por demeritar a una figura tan imponente como la de Silvina Ocampo, peros sus textos han sido venidos a menos por un efecto que me gusta nombrar: ‘
Efecto Octavio Paz’: un esposo con lujos y premios en todo Latinoamérica, y por lo tanto la mujer queda relegada a segundo plano, pues también hablamos de la primera mitad del siglo xx. No podemos esperar mucho reconocimiento en el ámbito literario de una mujer como Elena Garro, pues, aunque sus obras de teatro, novelas y cuentos tienen un finísimo estilo, no dejan de ser opacados por el maestro Paz y su Nobel. Silvina tiene el mismo caso con el ganador del Premio Cervantes: Adolfo Bioy Casares, escritor que en conjunto con Jorge Luis Borges, crearon innumerables proyectos. 
Además de que en su tiempo Cortázar ya estaba surgiendo con la fuerza que tuvo y se conjuntó en el llamado Boom Latinoamericano.
Hablando de la obra de Silvina, tiene poesía y cuento, e incluso novela, donde encontramos partes curiosas con niños y mujeres. A esta autora le gustaba dar a conocer tramas sencillas donde la gentileza e ingenuidad de los infantes se viera pervertida en múltiples ocasiones. Desde una niña que se ríe porque un vestido apretado sofoca a una mujer para que se termine muriendo, como un niño profeta que predice el final de todos los tiempos o de protagonista de la historia. Hay otro cuento ‘Los dos amigos’ que nos cuenta a un par de pequeños que han forjado lazos de amistad, a pesar de que uno es un enviado de Dios.
 Resulta al final ser una figura demónica y todo intento de destruirlo será mal visto por la sociedad.
Entre sus poemas no hay mucho que en lo personal me guste, prefiero más su narrativa pues tiene elementos fantásticos, como la posibilidad de que el niño anteriormente mencionado fuera alucinando y terminase creyendo en lo sobrenatural. El vestido que asfixia a la señora podría haber estado forjado con maldad pura o el adivino estaba en el lugar correcto a la hora correcta, con una situación del todo equivocada.
‘Mimoso’ nos cuenta a una señora tan apegada a su perro que cuando él muere, lo manda embalsamar pero la presión social hacia la mujer la convierte en víctima de burlas y anónimos, pues la incomprendida amante de su mascota, deviene un ser oscuro, como otras tantas historias.
Mis oscuras lectoras, si les fascina la literatura fantástica, y sumamente breve, aquí está Silvina Ocampo lista para ser leída este 8 de marzo.

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