El deseo sexual es una emoción, un estado de ánimo, un impulso, una fuerza que nos mueve a tener encuentros con otra u otras personas; nos motiva a relacionarnos, a intimar, a mantener relaciones afectivas y sexuales, a sentir placer, a buscar contacto e interacción sexual. De ahí que sea una necesidad que tiene el cuerpo humano hacia la obtención de placer a través de las relaciones sexuales.

Solo que aparte de esto, también envuelve funciones cerebrales que realizan tareas intelectuales, lo que lo hace más que una experiencia instintiva y lo convierte en un evento muy personal, subjetivo y complejo.

Tiene una base biológica determinante que implica la especial presencia de una hormona llamada testosterona, la cual es producida por ambos sexos y es justo la “gasolina del deseo sexual”; así como también tiene componentes psicológicos y emocionales como el estado de ánimo, ideologías morales y religiosas, sentimientos hacia la pareja, fantasías sexuales, sentimientos hacía sí misma(o), recuerdos de experiencias previas, etc.; además de sociales como el contexto, circunstancias, motivaciones, estilo de vida, educación sobre sexualidad, diferencias de género, etc.

El deseo sexual se despierta en la adolescencia, de aquí hasta la adultez joven es el periodo en que se siente más intensamente pero conforme nos vamos haciendo mayores, va disminuyendo su intensidad; situación que no es consciente hasta que se hace una revisión de la vida previa y se identifica su disminución. Excepto en los casos en que se presenta una disfunción sexual que hace que haya cambios rápidos y/o repentinos en éste.

En general, todas las personas tenemos deseo sexual pero su presencia y vivencia es diferente debido a la vida que cada quien ha tenido, por ello el cómo se vive y de qué manera se satisface depende de factores de tipo cultural, relacional y personal.

Socialmente estamos invadidos por mensajes que incitan a la vivencia libre de la sexualidad y con ello, a la satisfacción de deseo sexual pero… no existen (o desconozco) mensajes que inviten a identificar, conocer y disfrutar tu deseo sexual sin necesidad de involucrar físicamente a otra persona.

Como ya mencioné, el deseo sexual nos motiva y empuja a querer compartir con alguien más, lo cual no significa que “siempre” tiene o debe ser así, también es importante acercarte a ti mismo(a) y disfrutarte. Principalmente si has recibido y sentido mensajes negativos, culposos, satanizantes, obscenos, ofensivos hacia tu cuerpo, tu sexualidad o la sexualidad en general. O bien, mensajes muy románticos, de ensueño, repletos de altas expectativas, etc., ya que tan negativos son unos como los otros y su presencia llega a confundir, manipular, tergiversar, bloquear o hasta eliminar el deseo sexual.

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