El desconocer tu deseo, tu cuerpo y sus reacciones, dejándolo en manos de terceras personas o mensajes sociales, lleva a estar a expensas de y a alejarte de ti, a no tomarte en cuenta, exponiéndote a situaciones que pueden resultarte desagradables para el significado que le irás dando a tu y a la sexualidad en el futuro, así como a conductas de riesgo para tu salud física y emocional.
Siendo ésta una manera de entrar en estereotipos que nos indican lo deseable, adecuado, “normal” y llevan a sentir inadecuación contigo, tu cuerpo, género, sexo y todo lo que conlleva. Encaminándote a formular juicios y etiquetarte, por ejemplo, hay personas que aún me refieren “estoy mal, equivocada(o), enfermo(a) porque tengo ganas muy seguido o porque no me dan ganas”, cuando lo que en realidad sucede es que su deseo sexual es diferente al de las personas con quien conviven y lo único inadecuado es la visión personal que tienen de sí.
Esto me hace invitarte a conocer tu deseo sexual, cómo se manifiesta; qué le despierta (acercamientos, pensamientos, sonidos, olores, sabores, imágenes, etc.); dónde le sientes y qué sientes; te despierta deseos de ser abrazado, besada, tocado, estimula la presencia de fantasías (sexuales explícitas, románticas, sensoriales); te invita a ver, tocar, estimular tu cuerpo directamente, es decir, al autoerotismo o solo a la masturbación; así como quién o con quiénes se despierta (personas conocidas, desconocidas, personajes de fantasías, personas de tu mismo sexo, del otro o con ambas, tu pareja estable u otras personas, etc.); en general, cómo vives tu deseo sexual, cómo lo expresas, cómo le recibes y cómo le satisfaces al día de hoy.
Hago referencia a esto puesto que en la vida y la sexualidad las situaciones son variables, lo que te gusta y despierta tu deseo se puede modificar en cualquier momento y época de vida, de aquí la importancia de conocer y reconocer tu sexualidad en general, así como tu deseo.
Al deseo sexual, hay que evitar tratarlo como a un enemigo, algo de lo que te quieres deshacer o quitar como si te enfermara o te fuera a causar un daño; por el contrario, trátale como lo que es, parte de ti, de tu persona y aprende a darle la bienvenida, acogerle, apapacharle y dale lo que requiere y merece para seguirte nutriendo y construyendo.
Y si al estar en contacto con tu pareja, no estuviera presente o estuviera bajo, simplemente permítete que la convivencia, compartir, vivir el momento y muy probablemente algún estímulo será efectivo para darle entrada a que haga acto de presencia y te o les disponga a corresponder a su deseo y vivan una experiencia muy placentera.

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