Mis historietistas lectores, el día de hoy les traigo uno de mis traumas recientes, que no puedo por mucho dejarlo a un lado. Dijimos en un inicio de esta columna que no me limitaría a sólo libros de cala grande, sino también a otras cuestiones, pues ese momento es ahora, con la inclusión de algo que me ha hecho tomar literatura pop y leer. Hablo del universo audiovisual de los comics. 

¿Por qué es importante saber esto? Pues son parte de nuestra cultura, queramos o no verla así. Siempre los cómics motivan la imaginación de algunos, y aunque en México no tiene el mismo peso que en Estados Unidos, apuesto que muchos han siquiera conocer la historia de algún cómic para saber si es como la pintaron en la pantalla.

Lo que recomiendo esta ocasión es una mezcla un tanto curiosa, pues DC Comics dio autorización, por medio de la Warner, a la CW. El permiso consiste en construir series de televisión no tan fieles a las historietas, pero que puedan llamar la atención del público. Con esto salieron Arrow, tratando las historias del vigilante Flecha Verde, y aunque sí contiene peleas excelentes, y mucha acción, hay más drama que en cualquier telenovela. The Flash nació en la segunda temporada de Arrow, y donde podemos ver a Barry Allen enfrentando situaciones superheróicas y personales. La tercera temporada de presentó a Constantine, un investigador de lo sobrenatural, y a través del enfrentamiento mágico, tuvo su serie homónima. La cuarta presenta un cross over, de héroes y villanos de las otras series, formando DC Legends of Tomorrow. En la cuarta temporada quisieron agregar a Vixen, quien ahora tiene seis capítulos de su serie animada. Por último salió Supergirl, la cual no nace de ninguna de estas series, pero Flash apareció en Ciudad Capital el pasado 28 de marzo. La idea es excelente y ha movido una gran cantidad de dinero. 

No recuerdo producciones tan largas y con tantas derivaciones. Lo más cercano eran Buffy la cazavampiros o Hercules que dieron pie a otras series. Pero hasta ahora no recuerdo ningún movimiento tan grande en la historia. Quizá sea por la desbordante inclusión de las películas de superhéroes, o que ahora ya hay recursos visuales que no tenía Adam West en esa serie de los 60 de Batman. Finalmente hay una exageración en el bombardeo visual. Pero esto nos lleva a la literatura.

La “literatura pop” incluye los cómics, novelas gráficas y el manga. Pero estas series, estos films, y demás manifestaciones han atraído a la lectura. Deadpool, Civil War y La muerte de Superman, han estado vendiendo aún más tras la aparición de las series, que nada se parecen al original, pero atraen a un público cautivo a las redes de la empresa de tinta.

Mis historietistas lectores, préstenle un poco de su tiempo al arte pop, lean cómics y analicen los muchos intertextos que salen en estos ejemplos culturales. Igual que muchos de ustedes, sólo es cuestión de imaginar un “qué tal si” para crear un superhéroe y desbocar una historia excelente.

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