Poniendo un ejemplo muy básico y físico, el contagio de gripe por un simple beso en boca que se convierte en bronquitis o sinusitis por descuido y pretender mantenerlo como prueba del contacto; infecciones vaginales, peneanas o de piel al autoerotizarse sin lavarse las manos; un “chupetón” que aparte de ser considerado una muestra de violencia, puede llegar a causar un coagulo que se va a cerebro, produciendo una embolia (dato poco conocido).
Por ello, es muy importante y determinante disponer de y proporcionar desde siempre educación para la sexualidad, con ella se logra conocer, en ambos sexos, el cuerpo, las reacciones y respuestas sexuales, las funciones de la sexualidad, iniciando contigo misma(o); se llega a tomar decisiones, a definir posturas en la vida sobre lo que se desea y no vivir, así como en qué momento se desea hacerlo, a poner límites.
Además, se requiere complementar con educación en valores ya que, sabiendo y teniendo consciencia de lo que implica un contacto sexual, el respeto hacia tu persona y la responsabilidad ante tus actos, así como hacia las demás personas, harán acto de presencia en el momento en que decidas exponerte y darte permiso de vivir una experiencia sexual; resaltando la necesidad e importancia que tiene la comunicación en pareja, aunque no sea formal, con el fin de reconocer el nivel de responsabilidad y respeto que tienen, con ello ambas partes se harán cargo de lo que les corresponde así como apoyarse mutuamente.
Y para culminar, conocer y comprender tus derechos sexuales y reproductivos, ya que en ellos está implícita toda esta y más información que te ayudará a disminuir los riesgos de un contacto sexual.
Con ello, la preocupación por algún incidente o descuido dejará de ser protagonista y permitirá que quienes participen le den paso al placer que emana, embarga y nutre a las personas en un contacto sexual, sea “en vivo y en directo” o a través redes sociales o medios electrónicos.
Relaciones sexuales& ¿sin riesgo? O asumiendo el riesgo(Parte II)
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