Una pausa para celebrar 38 años de vida editorial, un momento para reflexionar lo que hemos visto en casi cuatro décadas de periodismo independiente. ¿Cómo resumirlo en una frase?
Albert Camus, el novelista francés, decía que el periodismo es el oficio más bello del mundo. Toma tiempo comprenderlo. Ver y reportar la historia en el momento que se genera es un gusto alimentado por la insaciable curiosidad humana.
Tanto ha cambiado la tecnología que hoy buena parte de los ciudadanos ejercitan en las redes sociales la difusión de noticias, desde los acontecimientos familiares, hasta eventos mundiales como un Tsunami. Le llamamos periodismo ciudadano. La fascinación que los jóvenes de hoy sienten por enterarse y devorar todo lo que sucede a su alrededor, es la misma que durante 38 años vivimos en am.
Podríamos recordar hace 35 años. El PRI Gobierno trataba de controlarlo todo, y lo lograba con la distribución exclusiva del papel. Solo PIPSA podía producir, importar y vender papel periódico. Era una forma de control que se eliminó hasta la década de los 90, cuando las presiones políticas llevaron a Carlos Salinas de Gortari a eliminar los permisos previos de importación.
Hoy la censura es impensable e imposible a pesar de las presiones que sufren periodistas independientes, a pesar de los enormes subsidios publicitarios que los gobiernos de todos colores otorgan a cadenas y emisoras afectas al poder.
En estos años tuvimos la oportunidad de presenciar -en primera fila- la transición a la democracia, una que no sucedió como la imaginamos ni como la deseamos.
En los 70 era inconcebible una legislación que igualara derechos a heterosexuales y homosexuales para formalizar una relación civil en matrimonio. En 1978 el Internet estaba en los laboratorios científicos europeos y en el ejército norteamericano que lo usaba como una estrategia militar ante la Guerra Fría. El genoma humano no se podía leer como hoy lo hacen modernos laboratorios para establecer parentescos y conexiones en la medicina forense. Hoy avanzamos y retrocedemos. Vivimos retos de pesadilla como el ascenso del crimen organizado y la corrupción generada por la independencia de gobernadores convertidos en virreyes. La corrupción se vuelve el tema del momento mientras el Estado decide por primera ocasión enfrentar a grupos radicales como los maestros del sur.
Los años que vienen serán aún más sorprendentes con la emergencia de la Inteligencia Artificial, los conflictos migratorios y la amenaza terrorista.
Hoy un mundo nos vigila con miles de cámaras en calles y edificios, en lugares públicos y privados. Ese fenómeno crecerá hasta el momento donde puede sucumbir la vida privada. Aún con todas esos cambios y aparentes restricciones, las libertades se acrecientan por el empuje de ciudadanos insatisfechos, por nuevas generaciones irreverentes al poder y a lo establecido. Son esos jóvenes del milenio quienes forman la mayoría que mueve los cambios en el país.
Nuestro trabajo seguirá ascendiendo en audiencia y relevancia, por los cambios y las oportunidades que están ahí, en la mente de nuestros colaboradores y en las nuevas tecnologías. Tendremos que lograrlo con todas las herramientas que brindan oportunidades nuevas y distintas de información. Papel, redes y plataformas de Internet igualan las posibilidades de participación en el periodismo. Para prevalecer tendremos que cumplir con independencia, profesionalismo y creatividad a nuestros lectores, a nuestra audiencia. Por lo pronto, vaya nuestro agradecimiento pleno.