Cuando se desea tener pareja, se tienen grandes sueños y expectativas al respecto, las cuales son aprendidas, inculcadas y reforzadas por la sociedad en la que vivimos; por un lado están las parejas que conocemos de cerca, como tu padre y madre, tías y tíos, hermanos y hermanas, vecinos, los padres de tus amigos y amigas, etc., mientras por el otro, los ideales que nos presentan en películas, series, novelas, libros, comerciales, publicidad, etc., complementado por las parejas que se conocen a distancia y que desde esta perspectiva se ven ideales, felices, como que todo en su vida es perfecto y hasta causan envidia o el deseo de tener una pareja y una vida como la suya.
Todos estos elementos hacen que las personas creen y recreen en la mente su ideal de pareja y de lo que debe ser tener y ser pareja, sumándole todas las fantasías, deseos, anhelos y necesidades que se tienen a nivel personal, teniendo como resultado tu idea sobre pareja y por lo tanto, lo que vas a estar buscando para ti.
El asunto de todo este elaborado modelo es que está cargado de estereotipos que no son cumplibles en su mayoría, empezando por las características físicas y terminando en el amor eterno y exclusivo; aunque no sean cumplibles, se sigue creyendo que si lo son y se esconden las vivencias reales para que las demás personas crean que sí, que encontraste “tu pareja ideal” y que eso son, una pareja ideal.
Pero ¿qué pasa cuando a través de las experiencias vividas descubres que los ideales no existen?, ¿qué pasa cuando las promesas que hiciste, lo que juraste, firmaste… te son imposibles de cumplir?, ¿qué pasa cuando se pasa el enamoramiento y vuelves a pisar tierra firme, descubriendo que realmente no conoces a la persona con la que vives y/o convives? Suele suceder que inicien los disgustos, pleitos, reproches, inconformidades, venganzas, en sí la violencia, sea discreta o evidente, del tipo que sea psicológica, emocional, verbal, económica, sexual, patrimonial, física.
Puede haber personas que se sienten timadas, engañadas, que fueron “atrapadas” a base de mentiras cuando en realidad, lo único que sucedió es que con los efectos del enamoramiento no podían ver lo evidente o lo veían pero lo minimizaban o hasta lo consideraban “normal”, parte de las muestras de amor.