“Vivir es otro”
Fernando Pessoa.
Disculpen los errores de ortografía, esta pc no me permite hacer correcciones, aparte, un fulano como yo, está aprendiendo a transcribir mensajes o señales ignoradas, o eso que muchas denominan, escribir; oficio terrible, lleno de grietas, sombras, delirios, pretensiones y demás asuntos que merodean a los escritores. Ya lo dije, yo no se escribir, sólo me ocupo de hacer unas cuantas observaciones, inventos, experimentos y ocurrencias que pasan por los caminos que a veces recorro.
La noche del huachinango es uno de esos delirios que les suelen pasar a los que se abandonan de casi todo, experimentan con cierta intensidad la existencia y dejan que fluyan los acontecimientos, sin tener que controlarlos, vigilarlos o cuantificarlos. Es una especie de apuesta, que se sabe que se va a perder de antemano.
La noche del huachinango es un camino oscuro, en donde se alcanzan a percibir las estrellas blancas, que se tornan azules y rojas. Marte fulgurante, brillando intensamente como una llama de Guerra, incandescente como un canto que invoca la sangre de los guerreros. La noche aletea, mientras las constelaciones de Aries y Tauros se alinean, ese fenómeno estelar y terrenal nadie lo puede evitar, detener o desviar.
Disculpen todos los errores que uno comete, los incómodos delirios que uno lleva a cabo, las impertinencias individuales que afectan al otro. A veces no se puede evitar el ser uno mismo, o por lo menos intentarlo, tener las agallas de pez para rebatir lo que uno cree, piensa, sabe o intuye que conoce. Todo aquello en donde uno arriesga, tiene sus consecuencias, de eso me he enterado personalmente desde hace algún tiempo. Disculpen todas las incomodidades, pero no se puede evitar la vitalidad de ser y estar.
La noche del huachinango tiene que ver una mancha roja, plegada a tu bello rostro. Como si una luz de Marte te hubiese cubierto, cuidado o advertido, que la constelación de Aries y Tauro, es algo inevitable. Un camino trazado por una intensa, brillante y candente constelación nómada.