Al hablar de cultura de paz muchas personas piensan que se trata de no hacer nada o dejar pasar cosas para “llevar la fiesta en paz”, y sin embargo la verdad es que en la paz positiva no se puede pensar si, se trata de ir junto con acciones de justicia social. Una paz timorata o que no tiene acciones para respetar la dignidad de todas las personas no es una verdadera paz.

Por ello es que todas las personas y organizaciones desde sus actividades diarias nos debemos ocupar en generar una cultura que nos lleva a lo no-violencia, llegar a acuerdos, buscar espacios protegidos para el diálogo y buscar justicia social, desde luego que las empresas vean por sus clientes y socios generando un respeto absoluto.

Las empresas tienen una misión y esta debe estar encuadrada en una cultura de paz, hay que cumplir con los ofrecimientos y ser de calidad, es decir estar centrada en satisfacer las necesidades de sus clientes externos e internos. Si es así seguro que tiene todos los principios que se requieren para poner al ser humano en el centro de sus atenciones y también ganar dinero que es su objetivo.

Por eso el diálogo permanente con sus socios tanto directivos como operativos y sus clientes, buscando espacios de diálogo y resolución de conflictos con un manejo adecuado de la autoridad. Respeto igual para mujeres y hombres, con acciones afirmativas en donde la equidad así lo amerita, buscando ser incluyentes.

Estaba yo en mis cavilaciones al respecto cuando me dicen que había ocurrido una cosa casi catastrófica: había aparecido un letrero en la televisión para ir a recoger una caja de convertidor analógico-digital y que era lo único que aparecía en la susodicha pantalla, así que salí de mis pensamientos y me di a la tarea de solucionar tal problemón.

De alguna forma me pareció algo inesperado sobretodo porque hacía dos días que había estado en las oficinas de mi proveedor de televisión por cable para pagar y no me hicieron mención de nada más.

Me dicen que ha habido algunos mensajes que ya cambiamos a otra compañía y algunas adecuaciones que se tenían que hacer. Yo pensando como cliente creí que lo más importante era mi satisfacción (tal vez sea deformación por ser evaluador de calidad) y que en su momento darían todo tipo de facilidades y servicios para que pudiésemos arreglar este asunto, por eso mayor fue mi sorpresa y tuvimos que ir a ciertas oficinas que mencionaba la unimodal pantalla.

Desde luego agradezco con ello la oportunidad de conocer una nueva plaza comercial y constatar su crecimiento y la oportunidad que tuve de platicar con mi amiga Tere a quien hace rato no veía, lo que me hizo más llevaderos los 120 minutos que tuve que dedicar a este asunto.

Llegué un poco destanteado a buscar el lugar que decía la tele. Al llegar vi una cantidad grande de cajas y unas sillas y filas de personas; lo primero que pensé fue que se trataba de entrega de libros de texto gratuitos por la fila y las cajas. Observé una segunda fila y creí que era para becas o tal vez para un programa de esos que como Prospera o algo así pues había cajas blancas pequeñas y creí que estaban regalando pequeñas pizzas, de acuerdo al tamaño y color de las múltiples cajas que ahí se veían. Al preguntar me dijeron que sí era ahí en donde estaban dando la citada caja para la televisión y que necesitaba hacer una fila y que en un rato gritaría mi nombre para decir lo que seguía.

Después de un rato gritaron mi nombre y continúa un careo-cuestionario y luego que te dan tu caja la entregas en otro local para que te lo programen y revisen a ver si funciona, así que esto llevó como dos horas y todo por no perder los programas de la tele, sentí que estaba trabajando para la empresa televisora y no al revés que yo era el cliente, eso tal vez le genere dinero a la empresa pero el mal sabor de boca no es fácil que se quite.

También me di cuenta que ya había cambiado el contrato y que ahora tendría que pagar más, o sea condiciones unilaterales y que como no hay muchas opciones de mercado, hay que aceptar, aunque sea abuso de poder y todo abuso de poder es violencia. También me acordé que alguien había mencionado que este tema lo habían tratado en la Profeco, pero aprendí que hasta que nos pasa algo en nuestra persona es cuando queremos hacer cosas para solventar.

 Ojalá que renovemos nuestra participación ciudadana para lograr la paz comunitaria y social para que podamos estar también en paz individual con justicia social. Esta es la razón de mi comentario, un ejemplo de que la paz no llega “de a gratis”, hay que trabajar por ella porque nos la merecemos.

¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!

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