En la actualidad, en el ámbito de la democracia los criterios se dividen en lo relativo a si es mejor la democracia representativa que es la que impera en la mayoría, o la democracia directa en su modalidad de participativa. Una de las características primordiales de la democracia representativa consiste en que el pueblo que es en quien se considera radica la soberanía, elige por mayoría popular a sus gobernantes, a los que designa como sus representantes y les otorga poderes casi absolutos para decidir en lo relativo al gobierno. Desde luego que en las democracias representativas de nuestra época esos poderes están vinculados a la ley y específicamente a una ley suprema que genéricamente se denomina Constitución y que sirve para regularlos y establecer ciertos derechos fundamentales para los habitantes de esa nación o Estado. Se dice, pues, que esas democracias representativas son de carácter constitucional. En ellas los ciudadanos no tienen participación, sino en una mínima parte, en las decisiones del gobierno que eligieron, eso cuando la democracia representativa es atemperada por la forma llamada democracia participativa, en la que en casos importantes se permite la expresión popular directa mediante el plebiscito, referendo, consulta popular, iniciativa también popular y excepcionalmente la revocación de mandato u otros similares.
Quienes afirman que la democracia directa en forma pura no es factible en la época actual, lo hacen porque consideran que una de las características principales de la democracia directa es la participación del pueblo en forma inmediata no sólo en la elección de los gobernantes, sino también en las decisiones que deban tomarse en casos que no son ordinarios, porque es poco menos que imposible estar consultando a los habitantes de una nación de manera constante aun en casos que no son de trascendencia. Además, se indica que es difícil que la información que debe darse a quienes tienen que decidir pueda proporcionarse con la rapidez y veracidad necesaria. Pero sobre todo se invoca la dificultad de transmitir una información adecuada reiteradamente a los ciudadanos que deben participar en las decisiones para que se concrete en una voluntad mayoritaria. Otros tipos de democracia que parten de los anteriormente mencionados, pero que en realidad se refieren no tanto a la forma de elegir a los representantes o tomar las decisiones en elecciones específicas, sino que aluden al contenido de valores, ideologías y derechos que con mayor o menor amplitud deben ser perseguidas por esas formas de democracia.
No obstante que en Suiza cuya forma de gobierno es precisamente sustentada en una democracia directa y que ese país tiene un reconocimiento universal en cuanto a que es uno de los países del Occidente en donde la democracia es la base de su avance en lo que toca a la prosperidad de sus ciudadanos y a la paz de que disfrutan, los partidarios de la democracia representativa casi absoluta o definitivamente absoluta critican y dicen que eso solamente es posible en un país pequeño y que tiene características especiales, circunstancias que no se dan en prácticamente ninguna otra parte.
La discusión acerca de esas formas se ha acentuado porque con los medios de comunicación modernos parece que es más fácil llamar a votar a los ciudadanos y obtener su voto, así como dar la información pertinente, lo que permite la viabilidad de la democracia directa o cuando menos mayor participación ciudadana para llegar a una democracia participativa mayor que la que actualmente tienen la mayoría de los países demócratas.
Quienes quieren el imperio de la representatividad, sobre todo en los casos importantes dicen que no obstante los avances tecnológicos es más fácil el engaño en la forma directa, porque hay asuntos que requieren de conocimientos que la generalidad de quienes deben votar no tienen.
No es probable que en los próximos años se pueda imponer de manera clara y absoluta una de esas dos formas de democracia mencionadas. Así, la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea, se decidió por la vía de un referendo en el que por mayoría el Reino Unido decidió abandonar aquella organización. Se ha dicho que fue un error y que los votantes que tomaron esa salida fueron engañados o que no sabían realmente las consecuencias. Incluso los medios de comunicación dicen que muchos de esos votantes estaban arrepentidos días después de la votación. Se ha venido insistiendo en que a los partidarios del brexit se les mintió acerca de que la migración de personas del Oriente medio y de África les perjudicaría, pues los puestos de trabajo serían para ellos; que la soberanía británica quedaría sujeta a las decisiones de la Unión Europea en materia económica y fiscal y que su sentido nacional en cuanto a sus valores se vería afectado. El brexit menciona pues como ejemplo de la inconveniencia, que en ciertos casos se da, de utilizar una forma de democracia directa en esa determinación de una gran parte del pueblo británico o el Reino Unido.
Ahora, bien, en las democracias representativas también se dan los casos de engaño y falta de información en las elecciones para los votantes, así como muchos otros en donde se trata de ocultar datos que harían injustificables o inexplicables ciertas decisiones de gobierno, llámense creación de leyes, aplicación de ellas o su inaplicación. En otras palabras, situaciones de engaño para ocultar verdaderos excesos en la representación que se ha otorgado a los gobernantes y que van en contra de la voluntad general.
Me atrevería a decir que uno de ellos se está dando en nuestro país por la falta de acciones de los gobiernos federal y de los estados de Chiapas, Oaxaca, Michoacán y Guerrero, fundamentalmente, para prevenir y sancionar los hechos delictuosos realizados por los líderes de la CNTE y agrupados a esta. Esto, porque es evidente que la inacción en esos hechos conocidos por todos se ha convertido en una forma de abuso de la representación otorgada y por supuesto de la autoridad concedida, al no ejercerse cuando la ley ordena que debe hacerse. El que se pretenda justificarse con el diálogo con los rebeldes no es aceptable. La represión legal es, en caso necesario, obligación y no algo facultativo. Si hay una razón legal para no actuar, debiera informarse. Si no es legal y por tanto no se quiere dar a conocer, pero sin embargo pudiera ser la que permitiera solucionar el conflicto, habría que preguntarse sí es correcto que se actúe fuera de la ley por razones políticas que pudieran ayudar a ponerle punto final.
Representantes de la iniciativa privada en México han solicitado formalmente al gobierno que intervenga para evitar y suprimir esas acciones delictuosas, incluso en forma directa al presidente y al secretario de gobernación. Hasta ahora no se ha publicado una respuesta concreta por parte del gobierno. Se ha informado de mesas de diálogo y que la reforma sigue aunque en algunos aspectos podrá modificarse. Pero de lo solicitado nada, cuando menos que yo me haya enterado. Si es defecto de mi información me disculpo.
Ante la solicitud de una madre atribulada que pide a Osorio Chong que le ayude a poner en libertad a una hija de ella secuestrada y se pone de rodillas para apoyar su súplica, este ordenó y a las 48 horas la policía libera de sus secuestradores a la hija de esta persona. Buena actuación de la autoridad, lástima que esa celeridad no se haya dado en otros cientos o quizá miles de casos.
Para que se prevengan nuevos hechos delictuosos por parte de la CNTE y se castiguen los ya cometidos ¿será necesario que los representantes de la iniciativa privada y las víctimas de ellos se pongan de rodillas también ante Osorio Chong y demás autoridades pertinentes?, pues parece que no es suficiente el hacerlo en la forma en que hasta ahora se ha hecho.