En nuestros días está ocurriendo un progreso vertiginoso en todos los campos del conocimiento científico y tecnológico. Vivimos, nos dicen los cronistas de este cambio, en una sociedad del conocimiento. Sin embargo, el avance de los sectores productivos es mayor al avance de su incorporación a las estructuras y a las capas sociales de los países, lo cual provoca la coexistencia de diversos saberes y tecnologías, con diferentes edades y desarrollos, en diferentes instituciones y grupos sociales. Y lo mismo ocurre en el terreno educativo, donde podríamos identificar tres grandes paradigmas que los expertos denominan Educación 1.0 (E1), Educación 2.0 (E2) y Educación 3.0 (E3). Veremos comparativamente cada una de ellos. La tecnología en E1 está confinada a algunas aulas, en E2 es tímidamente adoptada, y en E3 está en todas partes. La enseñanza en E1 se produce de profesor a alumno, en E2 de profesor a alumno y de alumno a alumno, y en E3 de profesor a alumno, de alumno a alumno, de alumno a profesor, de la gente a la red y de la red a la gente. La escuela está en E1 en un edificio, en E2 en un edificio y en la red, y en E3 en todas partes, incluyendo la telefonía móvil.
En E1 y E2 los padres ven a las escuelas como lugares de cuidado, y en E3 como lugares en los cuales ellos mismos pueden aprender. Los profesores son en E1 y E2 profesionales y licenciados, y en E3 todo el mundo en todos los lugares. El hardware y los programas en las escuelas, se compran a precios altos y se infrautilizan en E1, están disponibles a precios bajos en E2, y en E3 el hardware está disponible a bajo precio y los programas están en la nube. En E1, la industria ve a los graduados como trabajadores de línea de producción, en E2 como gente preparada para trabajar en líneas de producción en la economía del conocimiento, y en E3 como co-trabajadores o emprendedores. En nuestras escuelas mexicanas vemos cada vez más aquellas que pasan de un paradigma anterior al siguiente, aunque lo que es común es encontrar escuelas en las cuales funcionan simultáneamente aspectos de cada uno de esos tres paradigmas.
A pesar de que se podría pensar que toda novedad es superior a lo existente con anterioridad, hay que tener cuidado con una tendencia a sustituir el elemento por el tecnológico, ya que el profesor o el experto no puede ser sustituído por un banco de contenido o por un robot instruccional (un programa automatizado de alimentación y retroalimentación con enseñanza programada), sin sacrificar los beneficios, operativos y de resultados, de la creatividad y el buen juicio de un maestro, quien procesa mejor las tareas educativas, como tampoco el libro físico podrá ser reemplazado por el libro electrónico.
Podemos concluir que hay que aprovechar los recursos de cada uno de esos tres paradigmas educativos, y armar el propio, adecuándolo a las condiciones y aspiraciones de cada escuela o proyecto educativo.
Tres paradigmas educativos
Lo que importa