No sólo gracias a las editoriales independientes, sino también a las universidades y algunas instancias de gobierno, la publicación del género corto por excelencia, el cuento, persiste y me atrevo a decir que se mantiene en buena forma.
A raíz del encuentro que se celebrará (o se celebra o celebró, según la fecha de publicación de estas líneas) en Comala del 6 al 8 de octubre, llegó a mis manos un ejemplar de Las instancias del vértigo, (CECA Jalisco, 2013) del escritor Cástulo Aceves (Guadalajara, 1980). El libro fue fruto de una convocatoria a jóvenes escritores, y como obra de exploración devela los intereses de Aceves en los campos de las relaciones humanas y de las tecnologías que se intercalan formando nuevos espacios para la ficción.
Turing nos habla de la soledad de una mujer que busca a su gemela, amada por su actual esposo y muerta años atrás. I Pod retrata la búsqueda del producto que da nombre al relato, contenedor de un testamento poético. Los personajes de sus ficciones son, en la mayoría de los casos, personas solitarias que se lanzan a la búsqueda de sus ilusiones en un mundo donde cumplir los sueños puede convertirse a su vez en una pesadilla, donde los encuentros en apariencia fortuitos esconden una perversa intencionalidad. Las cosas no son lo que aparentan y a través de la prestidigitación, del cambio de tono o de escenario, Aceves refleja, en la mayor parte de los casos con fortuna, la fragilidad de las convenciones sociales y, también, de la vida humana.
Hombres mutilados por elevadores que emplean su muñón como arma de mercadotecnia; mujeres que caen de los balcones de lujosos hoteles; personas que tras ganar la lucha a la cotidianeidad llegan al lugar equivocado en el peor momento. El vértigo se produce al asomarse a los cibercafés, a las truculencias de la inteligencia artificial, a los cuentos epistolares transmutados en cuartos de chat o largas cadenas de mails, nuestro mundo se muda rápidamente, Aceves se aprovecha de ello.
Twitter: @jaimepanqueva