De las dos dimensiones que tiene la educación, la de modelar y la de realizar lo que la persona tiene en potencia, es la primera de ellas la que tiene que ver más con la disciplina. Todos tenemos una experiencia actual con la disciplina, ya sea directamente como padres o como abuelos, o indirectamente, como tíos, y es uno de los dolores de cabeza más comunes de quienes tienen a su cargo niños. Y es que existen concepciones erróneas acerca de lo que debe hacerse para que los niños se comporten bien, pues muchos piensan que deben emplearse únicamente premios y castigos, cuando es un asunto mucho más complejo, lo cual no quiere decir que sea imposible. Es por ello que conviene definir lo que es, que la determina y qué es lo que da mejores resultados para lograrla. ¿Por qué es importante la disciplina?. La disciplina debe ser un camino largo que los padres construyan como educadores amorosos, para que sus hijos lleguen a desarrollarse mejor como personas y tengan más oportunidades de ser felices. Al disciplinarlos, los padres enseñan a sus hijos que su comportamiento tiene consecuencias, y por eso deben aprender ciertas habilidades y seguir ciertas reglas que les permitan fortalecer su carácter, encausando sus impulsos, emociones y deseos en formas benéficas para ellos, sin afectar los derechos de los demás. ¿Conoces cuáles son los factores clave que determinan que la disciplina funcione? Hay cinco grandes factores que determinan la efectividad de la disciplina. El primero, es el temperamento de su hijo: si es muy activo y conviene ocuparlo, o es muy distraído y necesita ser enfocado. El segundo factor es el temperamento de los padres y cómo se combina con el de los hijos: Si padre e hijo reaccionan muy intensamente, chocarán, o si el padre tiene poca energía le costará mucho disciplinar a un hijo hiperactivo. El tercer factor son los cambios en el ambiente vital, como mudarse a otra localidad o a otra escuela, el nacimiento de un hermanito, o la pelea con un compañero en la escuela, sucesos que podrían desorganizar su comportamiento. El cuarto factor son las consecuencias de su comportamiento positivo, algo que no siempre se recompensa con merecidos elogios, privilegios y hasta regalos, y que fomentan que los hijos se sigan portando bien. El quinto factor son las consecuencias de su comportamiento negativo, que puede ser alentado cuando le hacemos caso a sus berrinches o que lo desalientan cuando los ignoramos o los aislamos para que no tengan público y recapaciten a solas. ?¿Estás haciendo lo correcto para disciplinar a tus hijos?. Los lineamientos básicos para lograr una disciplina sólida y racional con nuestros hijos, son darles como padres un ejemplo positivo que sea un modelo para ellos, poner límites apropiados, ser consistentes con las consecuencias de sus comportamientos, proporcionarles una atención suficiente, manejar bien nuestro propio estrés, y establecer claramente qué esperamos que hagan y qué no hagan. Con estas ideas y otras más que puedan obtener con padres más experimentados, estarán en el camino de lograr una cada vez mejor disciplina en sus hijos.

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