Hay entre las novelas de caballería del siglo XVI y entre nuestros actuales cómics de superhéroes ciertas similitudes. Ambos nos hablan de personajes que realizan enormes hazañas, las cuales están totalmente fuera de nuestra realidad. Los caballeros andantes y los superhéroes se enfrentan a villanos que no se encuentran en el mundo que vivimos, como lo son gigantes, hechiceros, extraterrestres o mutantes radioactivos. Ambos, caballeros y superhéroes, se enfrentan con estos villanos por el simple hecho de que es su deber hacerlo, ya que al ser más valientes y fuertes que el resto de los humanos su deber es protegerlos. “Un enorme poder acarrea una gran responsabilidad” (Spiderman).
Aunque es cierto que la figura del superhéroe moderno hereda mucho de la tradición del héroe de los mitos griegos (fuerza sobrehumana, origen no ordinario, etcétera) es de notar que nuestro concepto de heroísmo le debe más a las novelas de caballería que a los héroes clásicos. En las novelas de caballería el héroe deja de realizar sus hazañas únicamente para su gloria personal como lo hacen los héroes griegos, especialmente los héroes homéricos. En las novelas de caballería los caballeros andantes son “también un héroe para la comunidad, no nada más para su propia fama personal o individual, sino justamente un héroe que tiene una proyección a su sociedad a su comunidad, entonces esto le da una dimensión mucho más importante y más grande” (Axayacatl Campos García Rojas en “La caballería y los caballeros: origen y presencia literaria” Revista Digital Universitaria, UNAM, 2015). El caballero es pues el héroe que hace algo por los demás sin esperar algo a cambio. Este giro significativo respecto al héroe clásico se debe en gran parte al espíritu cristiano en el que se origina el caballero medieval, quien es considerado un “soldado de Cristo” y esto se ve claramente en las figuras de los santos caballeros (San Martín de Tours, San Jorge, Santiago). En la Antigua Grecia se admiraba el valor, la fuerza y la gloria personal mientras que en el cristianismo era más virtuoso hacer algo por los otros dejando de lado el egoísmo. De esta manera se forja el concepto de heroísmo como nosotros lo entendemos. Esta clase de heroísmo, hacer el bien y ayudar a los necesitados, es lo que encontramos en los personajes típicos de los cómics: Batman, Superman, Spiderman, etcétera.
Otra similitud entre las novelas de caballería y los cómics es su gran popularidad respecto a otros géneros literarios. En el siglo XVI las novelas de caballería atraían a un gran público ansioso por escuchar las historias fantásticas de los caballeros andantes, de manera parecida en que ahora la mayoría de las personas se emocionan con las historias de superhéroes. Esta popularidad, las exageradas historias y el poco valor literario que los grandes escritores le daban a las novelas de caballería, hacía que al igual que a los cómics, no se les tomara como un género literario serio. Con el paso del tiempo se fue reconociendo el valor literario de las novelas de caballería y poco a poco lo mismo ha ido sucediendo con los cómics (y novelas gráficas), que han pasado de ser vistos como mero entretenimiento para niños a una forma más de la literatura gracias a autores como Alan Moore, Art Spiegelman o Marjane Satrapi.
Miguel de Cervantes escribió El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha como una sátira a las novelas de caballería e irónicamente su personaje principal ha pasado a la posteridad como el caballero andante por antonomasia y su novela como la máxima del género. Cervantes quería burlarse de las exageradas fantasías que contaban las novelas de caballería y del poco provecho que traía el leerlas. Alonso Quijano termina tomando por posibles las proezas de los caballeros andantes y decide él mismo convertirse en uno para vivir las aventuras que llevan, pero quiere sobre todo, con su heroísmo, hacer del mundo un lugar mejor. Entre los cómics podemos encontrar una historia similar. En el cómic Kick-Ass creado por Mark Millar y John Romita Jr., y publicado en el año 2008, vemos la historia de Dave Lizewski, un adolescente adicto a la lectura de cómics de superhéroes quien al ver la maldad y los crímenes que existen en nuestro mundo “real” decide convertirse en un superhéroe creyendo que no es necesario tener súper poderes para hacerlo, sino que basta con las ganas de hacer algo por los otros. Su motivación es, por lo tanto, además de vivir emociones y salir de su aburrida vida normal, ayudar a la gente necesitada. Bajo el nombre de Kick-Ass saldrá a combatir el mal así como Alonso Quijano lo hiciera bajo el nombre de Don Quijote de la Mancha. Obviamente Kick-Ass, lo mismo que Don Quijote, la pasará de mal en peor en unas desventuras donde se mezcla lo cómico con lo trágico.
Con estos ejemplos se demuestra que nuestro mundo no está hecho para caballeros andantes ni superhéroes. La fuerza sobre humana y los grandes poderes (herencia de las figuras heroicas de la Antigüedad) no son posibles en este mundo. Pero dentro de este pesimismo debemos recordar que aún podemos hacer (aunque sean pequeñas) cosas por los demás, que al final de cuentas ese el significado de heroísmo que debemos tener en cuenta nosotros.