MEDIDAS DE SEGURIDAD
Iván Leonardo González Durán (8 años)
Estas son las medidas de seguridad que hay que aplicar en el caso de un terremoto: cubrirse debajo de algo resistente, y si no hay nada para protegerse cubrirse con las manos en la cabeza mientras evacúas calmadamente, si puedes, ayuda a las personas que lo necesiten para que puedan salir también. Ir al punto de reunión y esperar.
LOS PERROS
Fernanda Ortiz Rodríguez (7 años)
Era un señor que iba paseando por la calle y encontró a un perro abandonado, se lo llevó a su casa para rescatarlo y que le hiciera compañía a su otro perro y jugaran. Al siguiente día fueron a pasear, comieron juntos, lo llevó al veterinario y le compró una correa, botellas de agua y croquetas. Los perros amigos cuando estuvieron en casa comieron y se durmieron juntos mientras el perro que antes estuvo solo en la calle sonreía porque finalmente era feliz.
LA GRAN AVENTURA DE UN AMIGO
Jorge Alberto Ortiz Hernández (8 años)
Hace mucho tiempo decían que había un niño en el bosque y fui a buscarlo hasta que lo encontré. Me dijo que tenía un amigo, pero no era cualquier amigo. Era un orangután que se llamaba Eliot, pero que también tenía otro amigo: un T-Rex de 30,000 metros de altura y se llamaba Gotzila.
Nos hicimos los mejores amigos de todo el mundo, tuvimos grandes aventuras y vivimos felices para siempre.
LA DULCE VIDA
Lani Alexa Lara Guajardo (7 años)
Me gustaría que todo en la vida fuera de dulce para comerme todo lo que me rodea. Mi dulce favorito es el alfeñique que es un dulce tradicional que se come principalmente el 2 de noviembre en Guanajuato.
La receta secreta para hacerlos es la siguiente:
Necesitamos 1 kilo de azúcar glas, agua y poquito jugo de limón. Unimos todo y lo amasamos con las manos formando una bolita. Tienes que tener disponible también colorante comestible para rociarlo a la bolita y pintarla, hay que revolver muy bien con las manos para que quede parejito el color.
Finalmente haces las figuras y luego…¡te las comes!
EL GATO
Christian Jazhiel Ortiz Rodríguez
Había una vez un gato llamado Simón, era callejero y lo único que deseaba era morirse. Pero aunque lo intentó varias veces no pudo porque tenía 7 siete vidas y cada vez que se aventaba de un edificio o un árbol caía parado. Hasta que llegó una persona que lo adoptó y entonces se convirtió en Simón “el gato feliz”.
Cuentos (Parte III)
Las mil y una letras