En el año 1678 Sor Juana Inés de la Cruz compuso para la catedral de Puebla de los Ángeles un conjunto de villancicos que se cantaron en la celebración de la Natividad de Cristo; aquellas melodiosas estrofas que todavía se conservan son una manifestación de amor y la esperanza, algo tan necesario en nuestros días. A continuación presento un fragmento del estribillo y una selección de la serie de coplas: 
¡Fuego, fuego, que el mundo se abrasa! ¡Repiquen a fuego todas las campanas! 
-Entre amorosos raudales en lágrimas derretido, llorando el Sol ha nacido vertiendo fuego en cristales; quiere con diluvios tales, abrasar la tierra helada y anegar el mundo ciego. 
¡Fuego de Dios en el fuego, que no se apaga con agua! 
-Cuando el agua ardiendo vemos, contra su antigua costumbre, echar agua es echar lumbre; y apagarla no podremos; que aunque más agua le echemos quedará en ella abrasada y más encendida luego.
¡Fuego de Dios en el fuego, que no se apaga con agua! 
-Es en vano pretender su vivo fuego apagar, que hasta que deje de amar no puede dejar de arder; y como no puede ser que no ame cuando se humana, llora y arde sin sosiego.
¡Fuego de Dios en el fuego que no se apaga con agua! 
-Niño Dios, qué lloras naciendo: perlas y flechas tus lágrimas son; con las perlas redimes mis culpas con las flechas me hieres de amor. 
Estimados lectores: Deseamos que el amor y la paz estén presentes en sus hogares, agradecemos la confianza que han depositado en nosotros ¡Feliz Navidad! 
Twitter:@jabrahamsn 

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