Es común que cuando termina un año, las personas hagan propósitos para el año que está por comenzar, así como de peticiones para el Ser Superior en quien creen y confían, sobre lo que desean en sus vidas.
Independientemente de si tienen un fin religioso, esotérico o de otro tipo, hay una idea general que rodea éstas, la del cierre de una etapa o ciclo y la apertura de uno nuevo y renovado, o dicho de otro modo, una nueva oportunidad de recomenzar, corregir, olvidar, renovarse, etc.
Con esto, el ánimo aumenta, las ganas, necesidad e intención están al 100% y si sumamos el ambiente que rodea dicha época como las luces por la noche, las canciones que se escuchan, los mensajes de radio, televisión, redes sociales, junto con el ánimo familiar, que puede ser positivo e impulsarnos más o negativo que reafirma el deseo de cambio; al iniciar el año se comienza a trabajar en dichos objetivos con todo el ahínco.
Pero pasan los días y el ánimo se va diluyendo ya que no se está llegando a donde se deseo y por lo tanto, se olvidan los propósitos y las peticiones se van alejando de la posibilidad de realizarse.
Este alejamiento o renuencia de los objetivos hace que se instale cierto nivel de frustración y desilusión que afectan la autoestima, el autoconcepto y la autoimagen que tenemos, llevando a que los famosos propósitos se vuelvan en contra y el resultado sea algo negativo. Pero ¿cómo es que se llega a eso?
Uno de los detalles más importantes por lo que no se logra conseguir lo propuesto es que se sitúa la meta enfrente y se le pone toda la atención pero es mucho más importante vigilar el camino que llevará a esa meta.
Cuando se busca lograr algo, se encuentran distractores, topes, baches o situaciones que pueden hacer que se considere imposible o ya poco importante lograr el objetivo planteado y aquí es en donde importa tanto el atender el trabajo que se realiza durante el camino para llegar a la meta.
Poner atención en cada paso ayuda a que se conozcan y reconozcan los aciertos, a que las equivocaciones sean corregidas con soluciones creativas y sobre todo, a que se continúe trabajando por el objetivo base y si requiere alguna modificación se le haga.
Planteando esto en otros términos, si por ejemplo tu objetivo es mejorar la relación con tu pareja y tú consideras que debes ser más comprensivo(a), puedes caer en un exceso de tolerancia que te lleve a vivir algún tipo de violencia, en cambio, si vas aplicando la tolerancia según las reacciones de tu pareja y en las situaciones que se requiera, tu comprensión será equilibrada y tu relación mejorará. Y tal vez, encuentres que no es tolerancia lo único que necesitas puede ser que también falte respeto, convivencia de calidad, conferirle halagos, hacerle saber que le amas, etc., pues habrás descubierto que para mejorar tu relación faltan elementos que desconocías y que puedes agregar en el camino.
Por otro lado, otra de las cosas que nos hace desistir de las buenas intenciones es que el cambio dependa directamente de la aceptación de las demás personas y específicamente de tu pareja.
Cuando así se hace, lo más seguro es que los resultados sean muy negativos, ya que en muchas ocasiones, cualquier cambio que se promete es visto como un juego y cuando se realiza realmente, desconcierta a los demás por ello comienzan a bromear, juzgar, criticar hasta el punto en que de verdad te hacen abandonar tus objetivos.
Por ello, es indispensable que cualquier meta que tengas o modificación que pretendas hacer, la hagas para ti y por ti, sin importar si alguien más está de acuerdo o le gustaría y sobre todo, sin esperar que tus actitudes o novedades seas festejadas y/o recompensadas, ya que son tu decisión para tu bienestar y felicidad.
Si acaso tienes propósitos y buenas intenciones para esta nueva etapa de tu vida, tente fe, trabaja para ello por ti, atiende todo el proceso que requieres para llegar a la meta y se muy creativo(a).
Que este sea un año pleno, abundante, disfrutable, lleno de aprendizajes y muy feliz, ¡FELIZ 2017!
Propósitos de año nuevo
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