Todavía no cumple un mes Donald Trump de ocupar la presidencia de los Estados Unidos de América y ya ha tenido conflictos con varios gobiernos o titulares de estos. Por supuesto que si mencionamos a México como uno de ellos nada nuevo habría pues ya desde la campaña para contender por la presidencia, se refirió a nuestro país en torno despectivo y amenazante en los puntos que todos sabemos, es decir inmigración así como la construcción del muro para dividir a los dos países físicamente, y la renegociación del Tratado de Libre Comercio. Pero lo sorprendente fue que también hizo comentarios negativos en contra de otros países o de sus mandatarios, no obstante que son sus aliados. Así las expresiones en contra de Alemania y de su primera ministro Ángela Merkel, el salirse del tratado genéricamente conocido como Asia-Pacífico en el que estaba Estados Unidos y varios países de América y de Oriente así como Australia. También tuvo expresiones poco comedidas con Inglaterra por aquello del brexit y otras en relación a otros países y sus gobiernos. Hasta ahora, casi diario el señor Trump ha abierto la boca y firmado documentos para de una manera o de otra malquistarse con algún país, por supuesto que en primer lugar está México.
Ahora no voy a ocuparme del contenido de esas declaraciones, sino de la forma en que se han presentado. Interesante esto ahora que en México se está promoviendo una campaña para lograr la unidad de los mexicanos y protestar de manera contundente y clara en contra de las actitudes y acciones del Presidente estadounidense en contra de México. La forma como el norteamericano manejó sus promesas de campaña fue en tono agresivo y como si solamente dependiera de él poder realizarlas. Esa manera la mantiene ahora. En efecto, si hacemos una retrospectiva de sus apariciones en la televisión siempre lo hemos visto resuelto, enfático, con un lenguaje poco comedido y amenazante, pero muy efectivo pues lo entienden las personas a las que primariamente va dirigido. Según se ha venido averiguando más de la personalidad de ese sujeto, es fácil decir que en esas apariciones éste actuó con naturalidad teniendo en cuenta su forma de ser y de conducirse en otros aspectos de su vida, sobre todo en los negocios. No ha tenido en cuenta en la presidencia los aspectos protocolarios de las relaciones con otros países, ha dicho lo que ha querido sin cortapisas e incluso con falsedad y contradicciones constantes. En las redes sociales, su estilo preferido de comunicación, se ha conducido de manera tal que esta forma de comunicación ha tenido mayor importancia en el ámbito popular, a mi juicio, que incluso lo que a través de su portavoz, ha mencionado en forma oficial. Se ha comportado, pues, en la forma más efectiva para seguir con el apoyo de quienes con su voto lo llevaron al triunfo; no obstante que aquellos que no estuvieron y no están de acuerdo con él se estén manifestando constantemente en su país y en otros lugares del mundo para reclamarle esas actitudes discriminatorias a la mujer, anti inmigratorias, atentatorias en contra de la dignidad de otros países y de sus gobernantes y la falta de cortesía con que se dirige a otros mandatarios, en primer lugar el nuestro. Se conduce de tal manera que no está desdibujando, sino por el contrario incrementando, la figura que lo llevó a la presidencia.
Ahora, bien, en México que está tan exigido de unidad, quien hubiera podido encabezar ese movimiento, el presidente Peña Nieto, ha desdibujado su imagen más allá de lo que ya estaba. Me refiero, pues, a que en las apariciones del presidente de los mexicanos para dar a conocer aspectos del conflicto con los Estados Unidos y específicamente en las pláticas tenidas con Donald Trump, se le ve acartonado, sus mensajes con el mismo formato de siempre, no muestra el ánimo que debiera tener, en ocasiones incluso parece un tanto titubeante. Su comportamiento y la manera de transmitir lo que quiere expresar no parece natural sino una conducta que va más allá de lo prudente, en fin no trasluce decisión y sobre todo no despierta los sentimientos que se requieren para unir a los mexicanos. Quizá por eso otras organizaciones han tenido que tomar la batuta para reunir a los mexicanos y expresar multitudinariamente la decisión de no arredrarse ante las agresiones del Presidente estadounidense, de hacer oír la voz del pueblo para reclamar lo indigno del comportamiento de aquél y exigir que se defienda a México y a los mexicanos que sin “papeles” han vivido por años en los Estados Unidos. La voz y la figura de la injusticia están resonando aquí más fuerte que la de quien debe defender los valores de dignidad, justicia, democracia y otros derechos humanos.