Antes de hacer el comentario al que me referiré en esta ocasión, quiero enviar una felicitación a la nueva mesa directiva de Psicólogos Colegiados de Irapuato que preside la joven y profesional Yunuen Maldonado ya que este viernes pasado tomo posesión como tal en la instalaciones de la UQI. Es una organización que está para dar más crecimiento y profesionalismo al gremio de los psicólogos en Irapuato.

Uno de los grandes temas dentro del ámbito existencialista es la discusión de la libertad, que si podemos tener una verdadera libertad o no. Sin embargo, es parte del desarrollo de la persona el que se llegue a ser libre y desapegarse de muchas situaciones que hacen que una gran mayoría de la humanidad dependa de ellas para lograr una estabilidad o quizá hasta la tranquilidad y felicidad.

La libertad es la facultad natural del ser humano para actuar a voluntad sin restricciones, respetando su propia conciencia y el deber ser, para alcanzar su plena realización. La libertad es la posibilidad que tenemos para decidir por nosotros mismos como actuar en las diferentes situaciones que se nos presentan en la vida. El que es libre elige entre determinadas opciones las que le parecen mejores o más convenientes, tanto para su bienestar como para el de los demás o el de la sociedad en general.

Asumir la propia libertad y la responsabilidad que eso conlleva aterroriza, siendo viable tomar decisiones sólo si cuentan con el consejo y apoyo de otras personas a quienes generalmente sobreestiman y consideran como más fuertes, capaces y competentes, motivo por el cual les cuesta mucho trabajo plantear y sostener sus puntos de vista; se sienten muy vulnerables y heridos ante las críticas o situaciones que interpretan como desaprobación, y prefieren someterse ante los demás, evitando el conflicto a como dé lugar, incluso dándole la razón a otras personas cuando no la tienen, echándose la culpa de  cosas que no han hecho o denigrándose de las formas más insospechadas con tal de no correr el riesgo del abandono.

Estas relaciones se caracterizan por ser inestables, destructivas y marcadas por un fuerte desequilibrio, donde él o la dependiente se somete, idealiza y magnifica al otro. Para el dependiente esta situación afecta de forma negativa a su autoestima, y a su salud física y/o mental. Pese al malestar y al sufrimiento que la relación les cause se sienten incapaces de dejarla, siendo los intentos nulos o intrascendentes.

Tienen intenso miedo a la soledad y pánico a la ruptura, la cual en caso de producirse conduce a la vivencia del síndrome de abstinencia: con intensos deseos de retomar la relación pese a lo dolorosa que esta haya sido, pensamientos obsesivos, y síntomas de ansiedad y depresión, los cuales se ocultan de forma inmediata en caso de reanudarse la relación o comenzar una nueva que sustituya la anterior.

Las personas dependientes emocionales tienen una necesidad excesiva de afecto y de ser queridos y tratarán de conseguir este afecto a lo largo de sus diferentes relaciones de pareja. Muestran una clara resistencia a perder la fuente de seguridad y afecto que constituye su pareja. Son frecuentes las distorsiones cognitivas como el autoengaño y la negación de información que le proporciona su entorno. Poco a poco estas relaciones tan destructivas se van fortaleciendo, de modo que al sujeto le resulta cada vez más difícil salir de ellas.

Eliminar la dependencia emocional es posible. Para ello es uno mismo el que debe tomar la decisión de cambiar para tener una mejor calidad de vida. Las personas que sufren de apego excesivo, no disfrutan de las relaciones, se enganchan en exceso y pierden su individualidad satisfactoria.

Hay más porcentaje de mujeres con este problema, aunque también hay hombres que lo sufren exactamente igual que cualquier mujer, con la desventaja de que les suele dar más vergüenza acudir a una consulta psicológica. Sienten que su hombría está en duda, cuando en realidad nada de eso tiene que ver, una autoestima baja puede acarrear este problema, independientemente del sexo de la persona.

No solo existe la dependencia emocional en las relaciones de pareja, también se puede dar en amistades, compañeros, familia y personas del entorno. En general, es una situación que puede establecerse en cualquier ámbito, incluso cuando se crea una dependencia a las cosas, todo puede ser sustituto del amor, como la comida o las drogas, incluso el trabajo pudiesellegar a convertirse en una adicción.

La vida es más bonita con amor, pero éste llega sanamente cuando uno se siente bien consigo mismo. No podemos tener una relación sana si antes no nos hemos desarrollado como personas.

Cuando uno mismo se ama y no necesita a los demás, es cuando está preparado para querer de una manera sana, hasta entonces está libre para poder participar en la interdependencia.

Hago mención especial a la dependencia al tabaco ya que el próximo 31 de mayo es el día Mundial sin Tabaco y sirve para recordar que cada año el tabaco mata a más de 7 millones de personas, de las que más de 6 millones son consumidores del producto y alrededor de 890 000 son no fumadores expuestos al humo de tabaco ajeno. Cuando las personas tienen un amor sano, que empieza por sí mismo, puede entender que el tabaco no es un buen compañero ni abona a la libertad de las personas; más aún, que mina su salud. Que con este motivo esta semana recordemos el mensaje de la ONU para este año: “El tabaco es una amenaza para el desarrollo”.

 

¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!

 

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