Existe un grupo poblacional fundamental para la vida del país, pero también resulta el más olvidado. Los jóvenes en nuestro Estado comprenden casi la mitad de la población y sin embargo, siguen siendo el sector menos procurado y atendido de todos y eso verdaderamente es absurdo pues los jóvenes representan hoy el 30 por ciento de la fuerza laboral del país, pero en 2025 serán el 75%. No atenderlo me parece incomprensible, pues los que hoy los desdeñan junto con sus capacidades y sus ideas seguramente estarán a las órdenes de éstos dentro de algunos años.

Los jóvenes entre 20 y 35 años de edad son conocidos actualmente como la Generación Milennials y se les denomina así pues se hicieron adultos con el cambio del milenio. Esta nueva generación comparte en términos generales varias características tales como la digitalización en su vida. Es decir, son muy buenos en el uso de la tecnología y basan en buena medida su capacidad de desarrollarse y socializar en las tecnología disponibles incluyendo por supuesto las redes sociales. El internet es básico en su vida, de hecho es común que prefieran ver la televisión por internet que por medios convencionales. Estudios dicen que casi el 88% de los milennials en américa latina tienen y usan activamente redes sociales.

Como vemos, somos muy distintos en la forma de abordar las situaciones, pero particularmente me ocupa la democracia y la participación de los jóvenes en las urnas.

Desgraciadamente, los jóvenes de los 18 y hasta los 29 años son el sector que menos vota. ¿Por qué? Yo creo que es su forma de manifestar su rechazo a los partidos políticos y a la vida política del país. Muchos piensan que es una apatía y un nulo interés en tema, yo más bien creo que es un rechazo total a la partidocracia y a una democracia que no ha sido incluyente ni con ellos ni con otros grupos vulnerables. No votar es su forma de manifestarse, de mostrar su hartazgo.

Son feroces críticos pero no participan en las urnas y no lo hacen pues no se sienten representados y tienen razón. En Guanajuato ningún diputado o diputada tiene menos de 30 años. De 36 representantes que conforman nuestro Congreso ninguno tiene menos de esa edad. En el caso de la Federación de los 500 Diputados que existen 1 tiene 22 años, otro 23 y uno 25. Es decir sólo 3 de 500 tienen menos de 25 años y 21 incluyendo a estos 3 tienen menos de 30 años. Es decir, sólo el 4 % de los Diputados representan a una franja de edad que como dijimos significan casi el 50% de toda la población. Por supuesto que tienen razón en no sentirse representados.

Pedro Kumamoto es un Diputado del Congreso de Jalisco que tiene 26 años. Lo verdaderamente interesante de Pedro es que es la primer persona en ocupar una curul en un Congreso sea de los Estados o sea el Congreso de la Unión por la vía ciudadana e independiente. Él, no llegó arropado por ningún partido político y entonces no tiene más compromiso que con la gente que votó por él. Ha logrado cosas extraordinarias. Verdaderamente admiro su verticalidad y corresponsabilidad social. Sabe que es lo que se supone debe hacer un Diputado y lo hace adecuadamente. Su caso resulta el otro extremo de los jóvenes que asumen que la no participación en los procesos electorales son la forma correcta de manifestarse.

Aprovecho este espacio para decirles a los jóvenes que los Partidos Políticos hacen sus cuentas de los números que necesitan para ganar sus distritos o sus municipios y dentro de esas cuentas no están los jóvenes. Ni siquiera los consideran dentro de los

números pues saben que de todas formas no votarán. Saben que el arsenal de despensas, cobijas y tinacos -y que lo regalan a costa de nuestros impuestos- no funciona con ellos, ya que a los jóvenes no los pueden engañar como a otros sectores diciéndoles que dejarán de obtener los beneficios de los programas sociales a los que pertenecen si no votan por ellos, o que les quitaran las cosas que les dieron pues hay cámaras que ven su votación o esas cosas que les dicen todos nuestros muy honestos candidatos. Como eso no funciona con los jóvenes la verdad es que entonces no están considerados. ¿Qué les quiero decir?, la verdad quiero invitar a todos esos jóvenes que no votan, a que hagan lo contrario. La verdadera rebeldía social no está en ausentarse de las urnas sino en acudir a ellas. El número de votos que aportarían sería suficiente para cambiar por completo el panorama de los resultados electorales. Y si además de votar, lo hicieran por alguien incluyente y en el cual se puedan ver representados, verdaderamente encontraríamos el escenario ideal. ¿ Quien es ese candidato? Es muy temprano para decirlo, pues todavía no están, pero un candidato independiente, que provenga de la comunidad y que no tenga ataduras partidistas, me parece la mejor opción para apoyar. Creo que este es el momento coyuntural adecuado para romper los paradigmas y cobrarle a los partidos y a los políticos su insensibilidad, su lejanía, su corrupción. Es hora de enamorarnos nuevamente de la política, de la democracia y los jóvenes y las candidaturas emanadas de la sociedad son el mejor de los comienzos.

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