Las cuestiones impresas y gratuitas de las que el mercado se vale para hacer la transformación de incautos lectores a clientes ocasionales o cautivos, llegan, a veces, a parecer chocantes e invasivas; sin embargo, no faltan las personas que alguna vez, en su bolso de mano, hayan bajado de un vuelo de avión la revista ofrecida para disfrutar el tiempo de vuelo. Tampoco faltan, en el domicilio particular, los dos o tres minutos de escudriño a las publicaciones de Walt Mar, Soriana, Plasencia, etc., para encontrar la mejor oferta de los cotidianos artículos de consumo: el aguacate, una escoba o una silla. También, con precisa temporalidad, se depositan en el buzón domiciliario ediciones de Chic o Élite, cuyo aspecto de interés se concreta a mirar brevemente si se incluyen o no en sus páginas imágenes de allegados. Y qué decir de esas supermanoseadas especies de “hemerotecas” obsoletas que se pueden consultar en las salas de espera médicas, despachos contables, estéticas, lavaderos de carros, etc. Pero bueno, como contras, resumiendo, se puede anotar que hay abundantes impresos publicitarios condenados a la temporalidad irremediable de la simple paginación, minutos antes de transformarse en la indeseable basura del lugar a donde llegan.
Desde luego, el presente escrito no se puede cerrar viendo sólo la faceta, digámoslo, de rechazo, arriba escrita y, por tanto, se cuentan aquí detalles conocidos como bondades. Un hombre conocido, sin ser médico, fue visto con una revista llamada “médico moderno”. De la revista, el hombre gustaba de leer a sus amigos un artículo aparecido en un número Marzo de 1917 titulado: “Tatsugoro Matsumoto y la magia de las jacarandas en México”. A propósito, ¿sabía usted, estimado lector que el árbol de la jacaranda no es nativo de nuestro país y que Tatsugoro auguró el éxito de su floración duradera acá trayéndolo desde de Brasil? Así mismo, se anota que una revista bajada de una aeronave traía un artículo sobre Elena Garro que decía: “Delatora o no, integra o no, cuerda o loca (como llegaron a considerarla algunos), Elena Garro es una de las más grandes escritoras que ha dado nuestro país”, y que ese comentario motivó a un círculo de lectura de la localidad para leer “Recuerdos del porvenir” de la afamada autora. Vale de igual manera reconocer que las hojas de las tiendas de autoconsumo se constituyen en una valiosa información dentro de la angustiosa pesadilla inflacionaria que acosa a todo ser viviente comprador. Y vayan las notas de este párrafo como pros.
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